Todos los días, como una constante, ocurren accidentes en el transporte
ferroviario Suburbano ocultados celosamente por las empresas concesionarias y
la CNRT. Sí, hay desidia, complicidad, improvisación, falta de personal, de mantenimiento
en las unidades de inversión. Todo como consecuencia de la falta de políticas
de Estado para el Transporte.
A consecuencia de ello, las unidades, o sea los coches de pasajeros, no
reciben el adecuado, por no decir ningún, mantenimiento preventivo en los
depósitos. Revisación de ejes, rodamientos (llantas y sus perfiles),
suspensión, frenos, sistema eléctrico; y en las vías: señales, semáforos, conservación
y renovación...y así.
Hay un desprecio y una insensibilidad manifiesta hacia los pasajeros.
Los trenes del F.C. Sarmiento están plagados de falencias técnicas y el peligro
es latente. Todos los otros recorridos del T.B.A., están llenos de anomalías.
T.B.A. es una de las empresas dedicadas al transporte, de la familia
Cirigliano.
La crisis en el universo ferroviario es integral. Tanto en los trenes
suburbanos, cargas y en los de cartón de pasajeros de larga distancia
inaugurados con una gran pompa K. Abarca todo. No hay rincón donde ella, la
crisis, no esté presente. Pero hay crisis de finitud, el de este sistema
perverso de las concesiones ferroviarias. Todo este sistema concesionarista va
camino al colapso. Los accidentes de trenes fueron moneda corriente durante
todo el 2005 hasta la fecha.
¿Podemos inferir que el gobierno nacional continúa subsidiando los
accidentes ferroviarios?
Desde el año 2005 se vino denunciando desde el Mo.Na.Re.FA que se
avecinaba un tiempo ferroviario plagado de accidentes.
Por otro lado, se decía que la Gerencia de Seguridad en el Transporte,
que depende de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, publicó una
estadística donde reflejaba que, en el área metropolitana durante el 2003,
fallecieron un total de 389 personas y 1064 resultaron heridas de gravedad. En
los últimos 7 años, cerca de 14.000 muertos.
Cifras reveladas por el propio Secretario de Transporte que manifiesta:
‘La Argentina tiene un record importante de muertes en ferrocarriles: más de
400 por año’. Lo que no dice es porqué ocurren esos accidentes. Las cifras son
demostrativas y hay que compararlas cuando los ferrocarriles estaban en manos
del Estado. Veríamos como los ferrocarriles del Estado tenían sumo cuidado en
las cuestiones de seguridad. Acá en el periodo privatista todas esas normas de
seguridad se anularon, como así los sistemas de controles.
Las cifras son palmarias y hay que compararlas cuando los ferrocarriles
estaban en manos del Estado. Veríamos como los ferrocarriles del Estado tenían
sumo cuidado en las cuestiones de seguridad. Acá en el periodo privatista todas
esas normas de seguridad fueron anuladas por los concesionarios, como así los
sistemas de controles, con anuencia de la Secretaria de Transporte.
La CNRT es la responsable del control integral de los modos de
transporte, en este caso el ferroviario, es el órgano de control del Estado.
La inoperancia de la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del
Transporte) es patética. Pero es para preguntarse si ¿es inoperancia o
complicidad manifiesta? ¿Cómo es posible que se les hayan renovado, a estas
empresas concesionarias, los subsidios?
¿Cómo es posible que sigan ocurriendo accidentes por cuestiones de
mantenimiento preventivo en todo el material rodante, vías y señalamiento?
En casi todas las líneas de trenes los sistemas de suspensión están
vencidos, el bamboleo de los coches obedece al mal estado de las vías que no se
les hacen la renovación o el cambio de durmientes y afirmación de balasto
(piedras) en forma permanente, lo mismo que el sistema lateral de la
suspensión.
En el sistema eléctrico de trenes suburbanos que toma la alta tensión,
(electricidad) del llamado tercer riel, no tiene la protección suficiente, las
maderas que cubren ese tercer riel están podridas, no han recibido el baño de
creosotado o aceite para su conservación, algunas rehuídas, otras ausentes...
El Poder Ejecutivo Nacional ¿no sabe de las falencias graves de esas
concesionarias en las prestaciones y en las violaciones de los contratos?
El ex Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino era claro:
"Hace bastante tiempo que el Estado está en condiciones de rescindir las
concesiones de la empresa Metropolitano, pues estamos ante una concesión cuya
ejecución está llena de incumplimientos desde hace ya varios años".
El accidente ocurrido en la Estación Once es producto del colapso de
los ferrocarriles concesionados. La falla de los frenos es cosa corriente en
ese ramal. Más de una vez los conductores conducen un tren con fallas en los
frenos por las deficiencias en el compresor. Dan la alarma y le dicen desde
Control que continúe que el mecánico está en la estación Tal. Pues no está y así
con la otra.
La cuestión de todos los accidentes debemos enmarcarla en la ausencia
de políticas de Estado para el transporte. No hay políticas de Estado de este
gobierno diseñadas para el control de transporte en general, pero en este caso
el ferroviario. Nunca se diseñó una política nacional de transporte, ni este
gobierno ni los anteriores. Sólo se han favorecido al autotransporte automotor
sin políticas y al transporte de pasajeros ferroviarios como un negocio a
través de los subsidios. Las fallas técnicas son a consecuencia por esa falta
de políticas de transporte. No hay controles preventivos, ni fiscalización sobre
las obras comprometidas. No hay mejoras. Se viajaba como ganado, ahora es peor.
Es suicida embarcarse. Los que viajan son pasajeros con necesidades serias de
trabajo, seres llenos de valentías en busca del jornal.
La empresa TBA y el gobierno, en este caso, deslizan un comentario
perverso de que el conductor se durmió. Deslizamiento siniestro para eludir
responsabilidades.
Los sindicatos guardaron un silencio cómplice. Hoy se rasgan las
vestiduras.
Los usuarios del ferrocarril deben escuchar y actuar reclamando junto a
los trabajadores ferroviarios que sí lo hacen. Las vidas que transportan los
trabajadores ferroviarios, a diario, son una responsabilidad, pero la
responsabilidad principal es de la empresa que usufructúa la concesión, donde
el Estado les da un subsidio para que efectúen una prestación de acuerdo al contrato
que debe ser correcta.
Subsidio que ronda aproximadamente en 4,5 millones diarios de pesos. La
misma cifra que decían cuando demonizaban al sistema ferroviario por
deficitario, con la diferencia que corrían todos los trenes de pasajeros por el
territorio nacional, funcionaban los 37 talleres, 40 policlínicos, trabajaban
85.000 trabajadores, hoy existen 1.200 pueblos fantasmas y los accidentes
tuvieron el nivel más bajo de su historia.
Ferroviarios y usuarios deben actuar juntos, para contrarrestar la
perversidad de la especulación que realiza el concesionario para que su política
de lucro sea floreciente.
Podemos cuantificar que por la ausencia del ferrocarril hemos pasado de
la Accidentologia a la Siniestralidad por la cantidad de accidentes y muertes
en las rutas y en las mismas redes ferroviarias.
Como primera medida este gobierno le debe quitar la concesión al TBA.
Es la concesionaria junto ALL de carga tiene la carga más grande de accidentes.
Debe además de revisar todos los contratos de concesión, para que luego
vuelvan al Estado. El gobierno debe rescatar a los ferrocarriles con los
inventarios en mano para comprobar verificando que nos dejaron.
Los ferrocarriles deben volver a manos del Estado Nacional. Se debe
terminar con las políticas concesionaristas. Los ferrocarriles en el mundo son
estatales. Acá triunfaron las políticas tacherianas, políticas que fracasaron
en su propio territorio. Los ferrocarriles ingleses regresaron al Estado.
Es deber, de todo Estado, reconstruir los ferrocarriles.
Reconstruirlos, es reconstruir a la nación. No hay reconstrucción nacional
posible sin la fuerte presencia del ferrocarril, para que integre de nuevo el
país, que beneficie a las economías regionales, que restablezca la conexión
perdida entre pueblos y regiones, y para que en todos los pueblos abandonados
retorne la vida.
No es cierto que no hay otro plan para los ferrocarriles y el
transporte, quienes dicen eso son los que nada saben, intelectuales,
economistas y los gatopardos que algo saben y se callan, esperando ser
convocados a la danza de los acomodos, y aquellos que desguazaron las empresas
del estado. Nadie habla del tema ferroviario y del transporte, porque hay que
decirlo, no saben, no conocen y no pueden hacer un curso acelerado. El colonialismo
fabrica colonizados.
Porque para hacer posible, la recuperación de los ferrocarriles para la
nación, lo nacional debe unirse a lo popular y lo democrático. Y lo popular y
democrático no puede realizarse sin la independencia nacional.
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