El presidente Néstor Kirchner miró directo a los ojos del
multimillonario Juan Carlos Relats y le descerrajó el número:
-Para mí 105.000 dólares por mes está bien.
Iban en la camioneta que manejaba el propio Kirchner. Estaban
recorriendo los rincones más lindos de El Calafate, en la provincia de Santa
Cruz. Acababan de visitar juntos Los Sauces, el hotel que todavía Néstor y
Cristina no habían terminado de construir, justo al lado de su propia casa.
Eran las diez de una fría mañana de otoño de 2006.
Relats entró en pánico. Y no porque tuviera algún problema económico o
financiero que le impidiera pagar semejante suma. El hombre se había hecho
rico, sobre todo, haciendo negocios con el Estado. Por eso conocía a la perfección
el costo que significaba decirle que no a un presidente de la Nación.
-Néstor, ¿no me lo dejás pensar un poco?
-Vamos ¿qué es lo que tenés que pensar? -lo apuró el jefe de Estado.
Así nació una de las transacciones más sospechadas de la Argentina. Y
uno de los puntos más controversiales de la declaración patrimonial de Néstor y
Cristina Fernández de Kirchner. El contrato que explicaría parte de la fortuna
presidencial.
El extracto pertenece al libro “El Dueño” de Luis Majul y permite posar
la mirada en uno de los tópicos más incómodos a los intereses de Cristina
Kirchner: el de su enorme fortuna, la cual adjudicó a su trabajo como “abogada
exitosa”.
Lejos de ser cierto, el dato fue desmentido por los principales medios
de comunicación del país, basado en declaraciones de personas que supieron ser
de la intimidad de los Kirchner.
Ello lleva a la pregunta inevitable: ¿Cómo hizo entonces Cristina para
amasar tanto dinero?
Parte de la respuesta aparece en la obra mencionada, donde se menciona
el nombre del enigmático Juan Carlos Relats, 74 años, Documento Nacional de
Identidad 6.011.163, hijo de padre catalán y madre alemana, casado, dos hijas,
poderoso empresario de la obra pública, las rutas, el petróleo y el gas, los
hoteles, el juego y la ganadería, incluida la cría de búfalos, con una
facturación de 570 millones de pesos y 3.120 empleados.
Sus negocios con los Kirchner llevan a una conclusión preocupante: la
posibilidad de que, detrás de la fortuna K, existe el delito de lavado de
dinero. Cuenta Majul:
El Hotel Los Sauces fue alquilado por Kirchner a Rutas del Litoral SA,
cuyo dueño es Juan Carlos Relats. Se trata de un ingeniero civil que ya poseía
un patrimonio cercano a los cien millones de dólares en 1998, cuando Lupo
empezó a soñar con ser Presidente.
Sin embargo, Relats multiplicó sus negocios con el Estado desde 2003,
mediante la adjudicación de obras públicas y concesiones viales. A pesar de lo
que dice Relats, el alquiler que le viene pagando a Kirchner para explotar Los
Sauces está muy por encima de los valores de mercado.
Durante 2007 Relats desembolsó cerca de cuatrocientos mil pesos por
mes. Ante la reacción que provocó el dato en algunos medios, y con una
investigación abierta por enriquecimiento ilícito, Kirchner explicó, en febrero
de 2009, que dentro de ese monto estaba incluido el Impuesto al Valor Agregado
(IVA) y el mes adelantado de depósito.
Lo hizo mediante una carta dirigida al fiscal que entendía en la causa,
Eduardo Taiano, y no tiene desperdicio. En ese texto, el verbo "mancillar"
está escrito con s.
Lo que todavía Kirchner no explicó es cómo de 2007 a 2008 el alquiler
pasó de cuatrocientos mil pesos a ochocientos mil pesos por mes, algo que no
resiste el mínimo análisis.
Los Sauces permanece abierto solo ocho de los doce meses del año. El
valor promedio de las habitaciones es de 2.400 pesos. La ocupación nunca supera
el cincuenta por ciento. La matemática indica que Relats habría embolsado,
durante 2008, poco más de diez millones de pesos. Es decir: casi lo mismo que
le habría abonado a Néstor para explotar la concesión.
Sostiene Ethel Morandi: “Las inmobiliarias de El Calafate y los que
conocen del negocio hotelero dicen que el alquiler de un hotel como Los Sauces
no debería superar los doscientos mil pesos por mes”.
Tanto Morandi como los demás expertos aseguran que los pagos de Relats
a Kirchner están inflados. La contadora se pregunta además si, mediante este
mecanismo, no se ocultaría un resarcimiento por otros "favores". Los
diputados nacionales de la Coalición Cívica Patricia Bullrich y Juan Carlos
Morán sostienen que Relats fue beneficiado con la actualización de los pagos
por certificado de obra.
El propio Relats fue entrevistado por Majul para la confección del
libro y dejó interesantes conceptos:
-¿Estás investigando a tipos que facturan miles de millones de dólares,
y te preocupás por el alquiler de un hotel en El Calafate? -quiso desalentarme.
-Precisamente por eso. La pregunta es por qué un empresario con tantos
negocios y tantos intereses como usted se toma el trabajo de pagarle el
alquiler del hotel presidencial en Calafate. ¿Por qué aceptó la propuesta de
Kirchner de alquilarle su hotel en Calafate?
-Porque, en 2006, El Calafate era un destino con una altísima llegada
del turismo internacional, en una época en que las plazas resultaban
insuficientes. En ese contexto, el alquiler de Los Sauces nos permitió ofrecer
al mercado turístico internacional el circuito que nos demandaba. Es decir:
Buenos Aires-Bariloche-El Calafate, con camas propias y sin correr el riesgo de
no tener disponibilidad en el último de los destinos, uno de los más
demandados.
-Los operadores inmobiliarios de El Calafate afirman que usted paga un
alquiler demasiado alto.
-Está dentro de los valores de mercado para un complejo hotelero de sus
características.
-Usted había reconocido que no le va bien.
-Es cierto. Pero fue por una sucesión de imprevistos de público
conocimiento, que eran imposibles de anticipar en 2006.
Como se dijo, este capítulo de la fortuna de los Kirchner jamás fue
debidamente investigado por la Justicia. De hecho, la posibilidad de que la
Justicia indagara al respecto se truncó el mismo día que el juez Norberto
Oyarbide decidió sobreseer al entonces matrimonio presidencial por supuesto
enriquecimiento ilícito. Fue a fines de 2009, luego de aceptar a Víctor
Manzanares, el contador de la pareja, como perito de parte.
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