Cantera Popular

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sábado, 24 de noviembre de 2012

100 CONSENSOS BÁSICOS PARA FUNDAR LA CANTERA PARTE II


50) Nacemos también como una organización de cuadros, para lo cual nos planteamos desarrollar estrategias tendientes a captar, incorporar, contener y formar a las actuales y futuras generaciones de la militancia juvenil del radicalismo, vinculadas a la Juventud Radical y la Franja Morada.
51) A partir de ello establecer lazos con las diferentes estrategias de construcción del poder académico que el radicalismo ha edificado en el seno de las universidades públicas. Depositamos en la Universidad un rol estratégico principal en la consecución de nuestro proyecto y de ella pretendemos extraer y movilizar recursos humanos y técnicos fundamentales.
52) Declaramos que nuestra construcción no se agota en el objetivo partidario mismo sino en el proyecto de transformación radical de las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales inauguradas por la dictadura militar en 1976 y continuadas por acción, omisión o derrota, por los sucesivos gobiernos democráticos desde 1983.
53) Políticas, porque el poder económico concentrado, nacional y transnacional, superada la etapa de control del desarrollo de nuestro capitalismo por vía de los golpes de estado, optó por el mecanismo de la cooptación de las clases dirigentes en general, y la de los grandes partidos nacionales, en particular.
54) Se trató de inaugurar una nueva forma de dominación con el objetivo de impedir que los sectores populares se organicen. Si en el pasado se asesinaba y torturaba o se asaltaba el poder del Estado mediante las armas, hoy el poder financiero nacional y transnacional coopta a la dirigencia y la transforma en gerenciadora de sus intereses.
55) De esta manera matan de manera silenciosa, a la luz del día y legitimados por las instituciones democráticas, condenando al hambre a miles de compatriotas que observan desesperados que la herramienta del voto no les permite modificar la realidad. Así fue como se gestó la crisis de representación más grande de la historia nacional, generando un vacío de poder y legitimidad que amenaza a la democracia.
56) Pero además porque ello fue completado por una sistemática destrucción del Estado, desapareciendo con él sus niveles de autonomía para la utilización de herramientas de política económica, haciendo que aquellos dirigentes honestos que no estuvieran dispuestos a acordar con los sectores dominantes, fracasaran en el Gobierno, aumentando la desazón de la población que llegó a cambiar honestidad por “eficiencia”.
57) Económicas, en tanto existe un claro hilo de continuidad, interrumpido sin suerte durante el gobierno de Raúl Alfonsín (particularmente en la primer etapa del mismo), entre las políticas económicas de la dictadura y las pergeñadas durante la década menemista y los dos años del trágico gobierno de Fernando de la Rúa y el gobierno actual de Eduardo Duhalde.
58) Sociales, en tanto la nueva estructura económica basada en el predominio del capital financiero por sobre el productivo, la concentración de la riqueza en pocas manos y la destrucción de las instituciones emparentadas con el estado de bienestar, forjó un paisaje inédito para los argentinos que hasta la década del setenta habían gozado de altos niveles de inclusión social, y que ahora se vieron obligados a convivir con la desocupación masiva y la indigencia de millones de compatriotas.
59) Culturales, porque el neoliberalismo atravesó a la sociedad argentina llegando incluso a gozar de altísimos niveles de adhesión y que hoy, más allá de un momentáneo desprestigio, vive agazapado en las propuestas de los diversos representantes de la derecha, la cual muta de caras pero mantiene una fenomenal cohesión programática.
60) La remoción de estas condiciones estructurales y su suplantación por otras basadas en la recuperación de la capacidad de decisión nacional, la reconstrucción del Estado y la consolidación de una democracia con igualdad, son nuestros objetivos centrales, los cuales superan obviamente los límites mismos del radicalismo.
61) Ello implica, por un lado, que aquellos que hoy constituimos este movimiento contemplamos la posibilidad de fracasar en la tarea de recuperar al radicalismo, lo cual no agota en absoluto nuestros objetivos, que lo trascienden y tienen en los intereses de la Nación su finalidad última.
62) Por otra parte, implica una constante política de acercamiento e intercambio con otros sectores del campo popular, que no es otra cosa que la ratificación de nuestra vocación de generar coaliciones progresistas, y que de ninguna manera se produce en desmedro de nuestra identidad política primaria, vinculada a la Unión Cívica Radical.
63) Ese acercamiento debe trascender incluso las propias fronteras del país, en el convencimiento del destino común de los pueblos de Latinoamérica en la lucha por su definitiva liberación. Es decir, la definición del conjunto de actores sociales, nacionales e internacionales con los cuales coligarnos y trabajar juntos en un objetivo común.
64) Pondremos especial énfasis en alianzas con sectores democráticos y progresistas de Latinoamérica que se planteen la liberación de nuestros países. Nacemos entonces con profundo sentido de unidad latinoamericana, proponiéndonos la consecución del sueño sanmartiniano y bolivariano.
65) Ello implica nuestra vocación de insertarnos en el mundo globalizado a través de la concertación de intereses con los países de la región, apostando de manera definitiva y sin contradicciones al Mercosur y rechazando el proyecto colonial Alca.
66) Reiteramos nuestro propósito de acumular desde la acción política y desde la formulación de un programa de gobierno. Este último se basa en algunas convicciones básicas e innegociables, como el respeto inclaudicable a nuestra Constitución Nacional, el respeto a las instituciones de la República.
67) Así mismo, la distribución equitativa de la riqueza, la instauración definitiva de la educación pública y gratuita en todos sus niveles, con calidad y adecuado presupuesto.
68) También, la defensa y promoción de la banca nacional y el crédito público, la defensa de nuestros productores y la industrialización vía la sustitución de las importaciones, la implementación de una reforma productiva que grave al gran capital y a los sectores improductivos de la economía, el seguro de desempleo y la erradicación de la desocupación.
69) En lo referido a nuestro sistema de educación básica, es imprescindible revertir la actual situación. Este se encuentra  hoy transferido irresponsablemente a los gobiernos de provincia sin el financiamiento adecuado, potenciando además sistemas educativos disímiles en un sistema federal que no funciona y que es desde siempre inequitativo desde el punto de vista de la distribución de los recursos.
70) Transformación de la escuela pública, en tanto dure la actual emergencia económica y social, en la principal herramienta del Estado (no la única, pero sí la más idónea y transparente), para la atención de nuestros niños y jóvenes, hoy perseguidos por el fantasma del hambre, la desnutrición, las adicciones, el círculo nefasto de la violencia y la muerte temprana.
71) Definitiva reparación a nuestros ancianos mediante la nacionalización del sistema de previsión social que además de ser un fenomenal saqueo nacional por parte de las AFJP hoy deja a la intemperie a varias generaciones de argentinos.
72) Revalorización del hospital público como la columna vertebral de nuestro sistema de salud. Obligación del Estado de producir medicamentos básicos para la salud de la población, con la colaboración de las Universidades Nacionales.
73) Servicio Social Obligatorio de jóvenes que durante un período determinado deban cumplir con un servicio social en el marco de la crisis profunda que vive el país.
74) Reforma profunda de nuestro sistema de justicia, juicio político a la Corte Suprema y eliminación de la facultad del Presidente de proponer al Senado las vacantes en la misma. Instauración del concurso público y la participación popular para la designación de los jueces.
75) Vocación universalista y humanista que, combinada con la doctrina de libre determinación de los pueblos, signará nuestra propuesta de inclusión en el mundo a través de una política exterior autónoma y soberana.
76) Repudio al rol de policía global planetaria que pretende arrogarse la primera potencia mundial, arrastrando al mundo, en pleno siglo XXI, a una guerra planetaria que nos pone a las puertas de un desastre mundial sin precedentes.
77) Rechazamos la idea de “guerra preventiva” en la lucha contra el terrorismo, a la instauración de bases militares en países libres, a la intervención norteamericana en Colombia y Venezuela (aunque de formas distintas), así como en cualquier lugar del planeta.
78) Condenamos a las instituciones financieras creadas o desvirtuadas a los efectos de subyugar a las naciones en desarrollo, responsables directas del desastre político, económico y social que hoy rige la vida de nuestros países.
79) Observamos la necesidad de restaurar el equilibrio en las Naciones Unidas, hoy apéndice vergonzoso del poder imperial, para lo cual llamamos a los pueblos libres del mundo (particularmente a las naciones europeas vinculadas a la socialdemocracia) a abandonar la humillante subordinación actual a los dictados de Estados Unidos.
80) Nos comprometemos a luchar contra la destrucción del planeta, que pone en riesgo el futuro de la humanidad mediante el agotamiento y contaminación de sus recursos naturales.
81) Quienes nos convocamos es este espacio no dudamos que la Unión Cívica Radical ha constituido en la historia política argentina un valuarte en la defensa de la libertad individual de los ciudadanos y colectiva de la sociedad.
82) Nos identificamos con el partido que ha sabido representar a los que no aceptaron ni aceptan las conductas irresponsables, facilistas, autoritarias, transgresoras o depredadoras, que han sido características de otras fuerzas políticas, sociales o económicas.
83) Partimos sin embargo de la más profunda autocrítica del rol que el partido ha tenido a lo largo de la historia, que nos permite rescatar sus logros y reconocer sus fracasos.
84) El último de ellos ha sido la defraudación masiva que el partido produjo en la sociedad argentina a partir de su última experiencia de gobierno (la Alianza), trágica en sus resultados y devastadora en la frustración de la esperanza colectiva que significó.
85) Reiteramos como a lo largo de todo este manifiesto, nuestra convicción de la responsabilidad que en ese sentido nos cabe a los sectores progresistas del partido, que fuimos incapaces de imponer un programa a favor de los sectores populares, ya sea durante la construcción de la coalición, como en los debates partidarios que le dieron origen, y en la gestión de gobierno mismo.
86) Denunciamos que en el pasado más cercano fuimos tentados y atravesados por la lógica de la acumulación mediática y de las encuestas.
87) Fue en ese marco que aceptamos sin más, el discurso de la salida única que nos llevó inexorablemente a ejercer el continuismo y perpetuar así el modelo neoliberal.
88) Asumimos en el gobierno la peor de las opciones: representar a los sectores dominantes, internos y externos, poniendo en marcha así la profunda y vasta crisis de credibilidad y representación que hoy sufrimos aquellos que abrazamos la política.
89) Fue entonces que desistimos como partido y como gobierno de recurrir a la militancia, al no movilizarla en defensa del programa que el pueblo había votado. En cambio se optó por recetas y hombres foráneos al partido, continuadores del modelo neoliberal, sumiendo a los radicales en el desconcierto más absoluto.
90) Es por ello que hoy la sociedad, no sin razón, nos ubica en el mismo lugar de la consideración pública que a aquellos que ejecutaron de manera consciente y deliberada la traición a nuestros más caros principios.
91) Por tal motivo los sectores progresistas corremos el riesgo de equivocarnos si emprendemos la tarea de reconstrucción de nuestro partido priorizando la revancha a la honesta convocatoria a todos quienes de buena voluntad, de una u otra manera, pudieron equivocarse en el pasado.
92) Pero no más; los jóvenes militantes que nos convocamos hoy no estamos dispuestos a repetir los errores del pasado. Es por ello que declinamos encolumnarnos detrás de toda referencia partidaria y elegimos en cambio la construcción de un movimiento nacional que tenga la fuerza de movilizar a la militancia. No lo hacemos en contra de nadie aunque sí reclamamos nuestro derecho a hacernos cargo de la recuperación del partido y del país.
93) No rechazamos la necesidad de un liderazgo, por el contrario observamos que ningún país de la tierra se libró de sus yugos, sin una referencia ideológica y ética que sintetizara la voluntad de sus mayorías.
94) Sin embargo entendemos que ese liderazgo aún no asoma, ni dentro de nuestro devastado partido, ni fuera de él. No vamos a quedarnos de brazos cruzados, vamos a prepararnos de la manera que venimos expresando a lo largo de este documento: elaborando un programa de gobierno y actuando directamente sobre la realidad, desarrollando actividades que nos acerquen a nuestro pueblo y sus diversas organizaciones, hoy mayoritariamente distanciadas entre sí.
95) En tanto, observaremos con atención y profunda humildad el desarrollo de experiencias de resistencia y organización popular que se vayan generando, así como el surgimiento de nuevos liderazgos que merezcan nuestra confianza.
96) No emprendemos una carrera desenfrenada hacia el poder. No seremos gestores de una nueva frustración de los argentinos. Aspiramos a prepararnos concienzudamente, y a elegir los caminos más idóneos para, una vez alcanzado aquel, gobernar con lealtad a nuestros principios.
97) Quizás sea por ello que no nos apresuramos a renunciar a nuestros orígenes: vamos a dar pelea por construir el radicalismo de los marginados, los desposeídos, los trabajadores, las clases medias, es decir las grandes mayorías postergadas y golpeadas por el triunfo neoliberal.
98) Pero también el radicalismo de los hombres y mujeres capaces de gobernar con eficacia y responsabilidad, sin travestismos políticos y sin falsos antagonismos. Asumimos entonces la tarea de prepararnos sin descanso en los próximos años para la consecución de nuestros objetivos.
99) Somos plenamente conscientes que no es con voluntarismo político que seremos exitosos en la tarea de reconstruir nuestra nación en un marco de libertad e igualdad. En definitiva, vamos hacia la construcción de un movimiento, superador de las viejas y nuevas estructuras, de las individualidades egoístas y de las prácticas que destruyen la política.
100) Nuestro principal objetivo es acceder al poder para refundar la Nación. Una profunda renovación de la Unión Cívica Radical, de hombres, prácticas y objetivos, es nuestro primer gran desafío en ese camino.

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