Cantera Popular

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miércoles, 8 de mayo de 2013

EN UNA CONFERENCIA ANTOLÓGICA, "LOS CINCO" DEJARON AL DESNUDO LAS FALENCIAS DEL RELATO I



Nunca el país tuvo una situación tan holgada, pero sigue el cepo. Hay que dar batalla pesificadora, pero se buscan dólares. Se combate la ilegalidad, pero se decreta amnistía al blue. La economía va bien, pero se necesita dinero del colchón. Muestrario de contradicciones
¿Cómo se habrá sentido ayer el ahorrista que, contagiado por el entusiasmo patriótico que exhibía el Gobierno en su batalla cultural por la pesificación, siguió el ejemplo de Cristina Kirchner y de Víctor Hugo Morales y pesificó sus ahorros en dólares?
¿Qué habrá pensado al ver al equipo económico del Gobierno admitir que ni los ahorros, ni el mercado inmobiliario, ni las inversiones en infraestructura se harán en pesos, sino que todo seguirá teñido de verde?
Y que, por el contrario, aquel que hizo caso omiso a la cruzada pesificadora, finalmente se vio beneficiado por un dólar blue que duplicó su valor, y ahora se ve nuevamente favorecido por una amnistía fiscal general que incluye hasta el costo de la transferencia bancaria.
¿Cómo se habrá sentido el propio Víctor Hugo, o el senador Aníbal Fernández, obligado a retractarse en público y teniendo que pesificar su plazo fijo en dólares que -en todo su derecho- había mantenido en moneda extranjera "porque me da la gana", tal cual había expresado?
Lo cierto es que la conferencia que brindó ayer el equipo económico dejó al desnudo, como pocas veces antes, todas las contradicciones y falencias del "relato".
Y, lo más curioso, esa admisión de todas las fallas del "modelo K" se presentaron bajo la forma de una autocelebración por el éxito.
Así, el cepo cambiario se aplica en un país donde hay "una situación holgada en términos de disponibilidad de divisas", al decir de Axel Kicillof.
Y, en ese contexto, donde "todos los indicadores de sostenibilidad dan bien", el Gobierno sale a pedir dólares, en una actitud que los analistas no han vacilado en calificar como de desesperación.
"Segundo blanqueo en cinco años. ¡Récord! Están desesperados por las reservas que necesitan cobrar en tres meses. Crujen el modelo y el relato", escribió el ex titular del Banco Central, Alfonso Prat Gay, en su cuenta de twitter.
En tanto, el economista José Luis Espert, afirmó: "Cepo, pesificación, este blanqueo... medidas para recuperar por izquierda los dólares que perdés por el agujero fiscal y la caída de la demanda de dinero".
"Esto termina con la idea de fomentar el ahorro en pesos", fue la conclusión de Miguel Kiguel, ex secretario de Hacienda y actual titular de la consultora Econviews.
El ladrillo gana la pulseada
Las contradicciones aparecieron a lo largo de toda la conferencia de prensa, donde prácticamente no hubo un punto explicado por los funcionarios que no haya sido una admisión implícita de fracaso en las políticas previas.
La más obvia fue el reconocimiento a que el Gobierno -ya lejos de todo proyecto pesificador que en su momento había impulsado- perdió la pulseada contra el mercado inmobiliario, que se mostró absolutamente reticente a resignar al dólar como moneda de intercambio, aunque eso implicara un congelamiento de las operaciones.
El mes pasado la CAME, una cámara empresaria a la que no puede catalogarse como opositora al Gobierno, informó que en abril la compraventa de viviendas había sufrido una caída del 34% en la Ciudad.
Durante un año y medio los funcionarios K se ocuparon de minimizar esta situación. Y confiaron en que llegaría el momento en que el mercado se pesificaría.
Esa argumentación alcanzó su punto cúlmine cuando el diputado Carlos Heller sostuvo que el gran bajón inmobiliario -lejos de ser preocupante- debía ser un motivo de festejo, porque daba la pauta de cómo los compradores no convalidaban las posturas dolarizadoras de los vendedores.
Ayer se borró de un plumazo toda esa batería argumental, cuando Mercedes Marcó del Pont admitió que el Gobierno estaba ofreciendo un instrumento reclamado por el mercado del ladrillo para normalizar la situación.
La titular del Banco Central parece no haber escuchado al ministro Julio de Vido que, en los últimos días, se mostró enojado con los medios que hablaban de una situación complicada en la construcción.
Marcó del Pont justificó la emisión del nuevo certificado como "la generación de instrumentos que vuelven a generar dinamismo en el sector de la construcción".
En el mercado inmobiliario no hay euforia por estos anuncios, pero al menos se los ve como un primer paso en la admisión de una realidad inocultable.
"El Gobierno está reconociendo que perdió la batalla en su intento por pesificar el mercado. Tras 17 meses de restricciones, tuvieron que permitir operaciones que, en definitiva, se harán en dólares. Reconoce que hay una crisis y que la caída no es un síntoma positivo sino todo lo contrario", resume José Rozados, CEO de la consultora Reporte Inmobiliario.
De todas formas, este experto cree que el uso de los nuevos certificados como forma de cancelar pagos estará acotado al sector superior del mercado.
"Esto no se hará sentir en el segmento de viviendas más chicas o medianas", afirma Rozados, para quien sólo verán atractiva la iniciativa oficial aquellos que necesiten blanquear fondos no declarados.
En tanto, el empresario Armando Pepe, fundador de la Cámara Inmobiliaria Argentina, recomienda cautela: "Hay que ver si después, a quien vende el inmueble le entregan los dólares que dice el certificado, porque recién en la instrumentación de la ley estará la clave".
Pepe admite que, para los vendedores, no parece haber tanto atractivo en este nuevo título, que sólo aceptarán quienes tengan confianza en que, efectivamente, el círculo se cerrará con la devolución de los billetes verdes en efectivo.
"Por ahora, no es tan clara la operatoria. Más bien, parece apenas una herramientas de blanqueo de capitales", afirma.

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