Los Kirchner no siempre fueron tan “progres”. En los años años cuando
otros “desaparecían” por culpa de la dictadura o debían refugiarse en el
extranjero, ellos se fueron de La Plata a Río Gallegos. No tuvieron que
esconderse, sino que enseguida empezaron a ganar buen dinero.
Pusieron un estudio de abogados. Y en apenas cinco años, entre 1977 y
1982, lograron la hazaña de multiplicar su patrimonio y de comprar 21 propiedades.
¿Cómo hicieron Néstor y Cristina para prosperar en medio del terror
imperante? ¿No era que habían pertenecido a la camada de jóvenes
revolucionarios que por esos tiempos se jugaban la vida?
La verdad es tan sombría que el Presidente nunca quiso referirse a
ella. Pero resulta necesario saber qué hizo durante la dictadura militar un
hombre que se muestra tan obsesionado por reparar las injusticias de esa época.
Cobrador. El joven matrimonio se instaló en Santa Cruz algunos meses
después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Se habían conocido en la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata y llevaban un año de
casados.
En la esquina ventosa de 25 de Mayo y Maipú, en el centro de Río
Gallegos, abrieron el Estudio Kirchner e incursionaron en un rubro para el que
se necesita un estómago fuerte: cobranzas y recupero.
Tan eficiente se mostró Néstor en esos menesteres que los clientes se
multiplicaron: entre otros, Automotores de Dios, Casa Sancho, de artículos para
el campo, y el comercio de electrodomésticos Bercon.
Cuando algún comprador no pagaba la cuota mensual del artículo
adquirido, allí aparecía Kirchner tocando a la puerta de su casa para llevarse
el bien en cuestión, con la misma vehemencia con que hoy castiga a opositores,
empresarios y periodistas. Pero sus mejores empleadores de entonces eran los
bancos Cabildo y Patagónico, y las financieras Sic, de Bahía Blanca, y Finsud.
Cuando empezó a manejar esas cuentas, Kirchner vislumbró las enormes
posibilidades que ofrecía la especulación financiera. Eran los tiempos de José
Alfredo Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura que hoy es
satanizado por el Presidente.
Pero allá por 1977, cuando Martínez de Hoz liberó la tasa de interés,
sin saberlo le hizo un gran favor al abogado Kirchner. Las disposiciones del
ministro permitían indexar las deudas de dinero según la inflación.
El golpe de gracia para los deudores llegó con la circular 1050 del
Banco Central en 1980, que terminó hundiendo a miles de ahorristas (ver
recuadro). Como la inflación llegaba al 100 por ciento anual, las cuotas
mensuales –indexadas según esa cifra– les resultaban imposibles de pagar a
muchos deudores, a quienes en consecuencia se les remataban las propiedades
dadas en garantía.
En ese contexto de desgracia ajena, el abogado Kirchner compró 21 de
los inmuebles que hoy relucen en su impresionante declaración jurada: una en el
’77, cinco en el ’78, cuatro en el ’79, tres en el ’80, cinco en el ’81 y tres
en el ’82, por un total actual de 227.702 pesos de valor fiscal, aunque no
real.
¿Cómo hizo? La clave está en su asesoramiento legal a la financiera
Finsud, lo cual le permitía contar con información privilegiada sobre quiénes
dejaban de pagar sus cuotas.
Varias fuentes que frecuentaban a Kirchner por esos años, incluso una
que colaboró en su estudio, confirman el modus operandi empleado por el abogado
para adquirir la gran mayoría de esas propiedades a precios ínfimos. Hablan de
unas quince del total de 21, entre casas, departamentos y lotes.
Cuando la financiera le avisaba a Kirchner que algún deudor había
dejado de pagar la cuota mensual del crédito que le habían otorgado, él se
reunía con el moroso en cuestión y le explicaba sus pocas opciones: podía resignarse
a que le remataran la propiedad y así perder casi todo el valor del inmueble, o
también podía venderla a un precio bastante menor al que tenía en realidad.
El comprador era el propio Kirchner. De ese modo, el deudor en aprietos
al menos se quedaba con algo de dinero. Y el abogado sumaba metros y más metros
cuadrados, eludía el trámite del remate y luego renegociaba la deuda del
inmueble con sus patrones de Finsud. Era una práctica cuestionable, pero no
penada por la legislación provincial de ese entonces.
¿Qué hubiera sido de la actual fortuna de Kirchner sin el esquema
financiero implantado por Martínez de Hoz?
Allá por 1980, el joven Néstor iba a ejecutar la casa de una deudora de
Finsud que no quiso llegar a un arreglo. La mujer, Ana Victoria, viuda de un
diputado provincial, Olaf Aaset, demandó a Kirchner por supuesta subversión
económica.
La causa se tramitó en el juzgado federal de Río Gallegos, a cargo de
Federico Pinto Kramer, el mismo que muchos años después defendería como abogado
a Lino Oviedo, el colorido líder y golpista paraguayo.
Victoria aseguraba que el 30 por ciento de intereses mensuales que la
financiera le cobraba por una deuda contraída era demasiado, y argumentaba que
ya había pagado una parte, aunque no encontraba el comprobante.
Pinto Kramer parecía indignado y el caso incluso amenazaba con llegar a
las páginas del diario La Opinión Austral, el más importante de la provincia.
Pero el padre de Kirchner, quien también se llamaba Néstor, logró convencer al
director de ese medio, Alberto Raúl Segovia, para que no incinerara al joven
cobrador.
El juez también terminó apiadándose y cerró el caso, así como la
deudora salvó su casa. El abogado de ella era Rafael Flores, quien se
destacaría luego como el principal adversario de Kirchner en la provincia.
Lo curioso de la historia es que el hijo de doña Ana Victoria no es
otro que Henry Olaf Aaset, alias “Pilo”, un ex opositor del todopoderoso
gobernador Kirchner que terminó siendo su abogado, y que hoy milita en las
filas de Compromiso K, la corriente de “ultras” que impulsa la reelección del
Presidente.
“Eso es mentira, no hubo ninguna demanda contra Kirchner”, dice Aaset.
NOTICIAS: Pero nos lo confirmó el abogado que llevó adelante esa causa…
Aaset: Ah, hablaron con Rafael Flores.
NOTICIAS: ¿Cómo? ¿Usted dice que no existió la causa, pero sabe quién
fue el abogado?
Aaset: No sé de lo que hablan. ¡Lo desmiento!
NOTICIAS: ¿Es verdad que usted lo llamaba “Robin Hood trucho” a
Kirchner, porque decía que les sacaba a los pobres para darles a los ricos?
Aaset: Bueno… Alguna cosa así habré dicho en algún momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario