El radicalismo es un movimiento que ha sido creado desde el llano y no
al calor de ninguna dictadura militar; que presenta una estructura horizontal,
donde cada afiliado está en condiciones de participar e influir; que constituye
una fuerza profundamente nacional desde su origen, que integra a la
multipolaridad de sectores sociales y religiosos en su seno, sin normas
excluyentes de derecho o de hecho; que no ha sido corrompido, pese a los
halagos de los poderosos que siempre soñaron con comprarlo o controlarlo; que
admite la imperfección humana frente a la soberbia de los autoritarios; que es
policlasista, en cuanto cree en la necesaria alianza de los productores de la
ciudad y del campo con los trabajadores manuales o intelectuales para asegurar
la democracia y evitar una lucha de aniquilamiento que implicaría la
destrucción de las razones para vivir, sentir y morir como hombres libres...
El radicalismo habla desde el primer momento de la importancia que
tiene la moralidad administrativa, la conducta de los gobernantes. El
radicalismo es, antes que una ideología, una ética. La lucha contra los
corruptos, contra la inmoralidad y la decadencia, es el reaseguro del
protagonismo popular...
La conducta radical implica una garantía para los ciudadanos. Desde la
oposición o desde el gobierno, la Unión Cívica Radical dio muestras de decisión
y coraje...
El radicalismo constituye una alternativa política real: es una fuerza
cívica destinada, desde su iniciación, a estar en el gobierno o a liderar la
oposición...
El radical es alguien que nunca puede aceptar que el fin justifica los
medios...
Raúl Alfonsín
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