FRAUDE: Un engaño que no es solo electoral
Si uno generara una muestra acerca de qué consideran las
personas por Fraude, probablemente un alto porcentaje de ellas responderán con
conceptos referidos a la malversación del recuento de votos en un acto
electoral. Y estarían en lo cierto, ya que es una de las formas más populares,
entre otras tantas, de materializarlo.
Basta ver algunas definiciones de diccionario:
“Como un injusto consiste, que una persona aprovechándose
del error o mediante engaños obtenga de otra un beneficio, se haga de una cosa
o un lucro”.
“Es el engaño o aprovechamiento de la ignorancia de
alguien para obtener un beneficio en cualquier forma traducible”.
“Daño o abuso previsto, además a conciencia de las
posibles consecuencias, entre más involucrados, más complejo el Fraude”.
La construcción de un país con una República como
referencia final exige taxativamente rotar nuestro abordaje acerca del Fraude.
Y vayan algunos ejemplos concretos de la operatoria gubernamental que sostienen
esta aseveración:
Fraude es la propaganda oficial en Fútbol para Todos,
donde se utiliza un espacio público para ponderar hechos reales o ficticios.
Con el agravante que, amén de la propaganda explícita durante los partidos y,
en especial en los entretiempos, los conductores también aportan su cuota de
irresponsabilidad al intercalar temas políticos en el medio de su relato
deportivo.
Fraude es cuando en un canal estatal se construyen
programaciones destinadas a denostar a cuanta persona aparezca con un criterio
diferente al oficial, invitando a todo personaje político alineado al relato
para apoyar con genuflexión la mentira.
Fraude es inmiscuirse en escuelas, desde el jardín hasta
la secundaria, induciendo al alumnado a pensar de una manera sectaria y
fanática, violentando los criterios educativos de libertad más elementales.
Fraude es cuando al colonizar los estamentos judiciales
bajo amenazas y presiones, se ampara a delincuentes por el simple hecho de
pertenecer a la tropa propia. Todo esto frente a la mirada azorada del
ciudadano común de a pie.
Fraude es cuando una presidente escracha a ciudadanos
comunes con el poder de fuego mediático que posee un Estado avasallador, por el
simple hecho de exponer y no comulgar con su visión política o económica.
Fraude es cuando se desarticulan instituciones de los
poderes del Estado, generando empleos masivos bien rentados a cambio de la
incondicionalidad más absoluta.
Fraude es cuando se instalan candidaturas testimoniales,
donde se postulan personas que nunca van a cumplir lo que prometen.
Fraude es arrastrar a un país a una guerra de poder con
un medio, sindicato o personas.
Fraude es cuando todas las personas relevantes del poder
político oficial acrecientan sus patrimonios de forma inexplicable.
Fraude es cuando se habla de inclusión y se potencia la
indignidad, sumiendo a millones en la pobreza material e intelectual.
Fraude es sacar del medio y atacar a periodistas que
dicen su verdad, con el fin de marcar a fuego un relato falaz.
Fraude es cuando se exhibe la riqueza mal habida como un
mérito al mismo tiempo que miles degradan sus vidas en la miseria y el atraso.
Fraude es cuando se izan banderas de los DDHH por la que
jamás se peleó, hiriendo gravemente uno de los pocos temas de confluencia y
respeto por parte de la mayoría del cuerpo social.
Fraude es cuando mueren 52 personas, 700 quedan heridas y
una presidente no da la cara.
Fraude es cuando esa misma presidente aparece en TV para
hablar con dobles de reparto.
Fraude es cuando se pondera y se induce a la violencia.
Fraude es tergiversar los datos de la realidad a través
del INDEC.
Fraude es cuando se instala la división y el rechazo del
otro.
Fraude es cuando en la aerolínea de bandera se ve y se
lee abordo la ficción, cuando en un tren se pinta por fuera la imagen de un ex
presidente abrazado a un dictador.
Fraude es cuando se cuelga la gigantografía de la imagen
de Evita en un edificio público, en la avenida más ancha del mundo y capturada
en cada foto tomada en la perspectiva del obelisco, y utilizada como respaldo
visual mediático en las alocuciones presidenciales.
Fraude es cuando una presidente usa y abusa en forma
reiterada de una cadena nacional destinada para fines de urgencias, con el
objeto de fanatizar, agredir, y de instalar temas de tablero político.
Fraude es inaugurar o reinaugurar algo que no va a
funcionar en lo inmediato, o que nunca va a funcionar.
Fraude es vetar el 82% móvil para quien trabajó toda su vida
aportando al sistema mientras se utiliza la ANSES para fines ajenos a su
cometido.
Fraude es cuando todo lo tangible debe llamarse Néstor
Kirchner, mitificando una figura que claramente construyó la matriz delictiva
actual replicando lo hecho en Santa Cruz.
Fraude es cuando se subsidia a inmigrantes limítrofes a
cambio de nacionalidad y votos, hacinándolos en villas de emergencia.
Fraude es cuando se financian gastos privados con
recursos de la ciudadanía.
Fraude es cuando se declama el freno a algunas
corporaciones para darle espacio de poder a los neo conglomerados propios,
asignando recursos del Estado para construir y mantener viva la mentira.
Fraude es cuando se respalda el éxito profesional y el
enriquecimiento personal a partir de la adulteración del título habilitante.
Fraude es cuando se es inoperante y mediocre en el manejo
de la Fragata y se auto premia con un festejo millonario.
Fraude es cuando se vulnera la Constitución a través de
voceros eventuales que intentan descaradamente perpetuar una figura a través
del tiempo y en contra de la ley.
Fraude es legalizar que un adolescente vote a un
presidente o legislador en forma optativa cuando es obligatorio, mientras el
mismo no puede hacer autónomamente el trámite administrativo más simple.
Fraude es negar lo innegable.
Fraude es cuando se logra que las personas toleren mucho
más de lo que debieran.
Fraude es cuando finalmente se falsean los datos de los
votos escrutados.
Al igual que en una enfermedad dermatológica en la cual
la piel muestra una anomalía o deformación, se deben encontrar las causas
debajo de ella. Y para eso es necesario usar un microscopio que nos ayude a ver
lo profundo, el lugar en donde se origina el mal.
Hay que entender que el fraude comienza cuando se trazan
estrategias perversas, cuando se le asignan recursos, cuando la mentira
expuesta fanatiza, cuando se disfraza de ley lo que está por fuera del sistema.
No hay que quedarse con la mirada miope del conteo falseado de votos. La sociedad
toda debe generar sus propios anticuerpos al fraude.
El fraude es, lisa y llanamente, la subversión del
mandato constitucional. Y eso debe ser juzgado y penalizado para que sea
posible construir una República.
Es necesario soñar y despertar con un “nunca más” de la
corrupción, dándole el carácter de imprescriptible para que asome el país que
la mayoría quiere tener.
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