El "Trastorno de Gollum" es una enfermedad que ataca
principalmente a la razón administrativa. El trastorno mental gollum o ambición
de poder sólo para sí mismo, caracteriza algunos seres humanos que se destacan
entre los demás por su capacidad de manipulación y consecuente liderazgo, pero
en cualquier momento, transforman la confianza política que la comunidad les
otorgó y la proyectan –la confianza política- en dispositivos normativos de
control del sujeto. La ética, la legitimidad política, la fuerza de la
tradición, el sujeto histórico, quedan desdibujados ante la norma y el uso
injusto de la validez jurídica.
Tales son los casos de Cristina Fernández de Kirchner, Presidente de
Argentina, y Hector Magnetto, director del Grupo Clarín. Sus trastornos mentales
gollum son causa de sus acciones, pero repercuten en la comunidad cuya
confianza política ha sido traicionada o, en el caso de Magnetto, menos
perceptible, engañando a las personas con mentiras corporativas. Este trastorno
mental puede manifestarse al mismo tiempo el entorno del enfermo principal, por
lo tanto, el impacto social que causa es la total desconfianza política de los
ciudadanos. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación del Grupo Clarín que
luchan por destruir la moral y ética de los ciudadanos.
En el trastorno gollum fantasía y pensamiento ocupan el mismo lugar
psíquico, en el que también habita el auto-erotismo del sujeto que imagina
tener el mundo dentro de sí –es el homúnculo que deforma el símbolo hermético
uroboros; éste sujeto parece serpiente que se muerde su propia cola para
vigilar el poder que tiene sobre los demás. Esto es un monólogo gubernamental,
y la relación con la comunidad, una serie de representaciones mentales que
reflejan las acciones de éste sujeto con los demás.
Cristina Fernández de Kirchner demuestra sufrir el trastorno Gollum al
querer ordenar jurídicamente la sociedad aprovechando la confianza que se le
otorgó como líder, con el único objetivo de controlar las acciones de los
individuos mediante la coacción normativa. La intervención de La Campora en las
escuelas responde a la misma psicopatía. La mandataria reconoce en la educación
el pilar sobre el que soporta el estado el futuro político de la comunidad, e
intenta asegurarse un lugar importante en la sociedad.
El trastorno mental gollum está inserto en la estructura cognitiva de
Cristina Fernández de Kirchner, y debido a su trastorno intenta disminuir la
potencia del deseo de saber; para que los ciudadanos tengan como límite de
lucidez mental y creativa, a la normatividad (censura). Cristina Fernández de
Kirchner sueña con tener completo control sobre la autonomía académica para
seguir obedeciendo a sus patrones corporativos que le brindaron riqueza y poder
a cambio de su flagrante Traición a la Patria y su permanente violación a los
Derechos Humanos (Monsanto, Vacunas).
Ahora que Monsanto desea un nuevo presidente en Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner está desesperada y al borde de la demencia, también por
causa de su bipolaridad y depresión crónica.
Otro enfermo y sumiso a las corporaciones que destruyen la vida en el
planeta es Sergio Massa, quien es premiado con propaganda masiva desde los
medios cooptados por bancos internacionales, y por supuesto Hector Magnetto.
Los únicos que pueden destruir esta estructura viciada son los
ciudadanos conscientes, dejando de comprar Diario Clarín, Diario La Nación y
evitando dar rating a programas televisivos o radiales de estos grupos.