Si fuera un puro rejunte electoral sus consecuencias serán menores. Si
el intendente de Tigre está ensayando una estrategia a nombre de un sector del
poder, conviene preguntarse en qué consiste esa estrategia y cuáles son sus
objetivos, ya que si este globo se desinfla, probablemente buscarán otro
intérprete para el mismo guión.
La estrategia de la transición ordenada al poskirchnerismo
A- Massa busca ubicarse como fiel de la balanza en el equilibrio entre
kirchnerismo y oposición: será al mismo tiempo límite al kirchnerismo y
garantía de gobernabilidad. De tal manera, puede ser visto como caballo de
Troya desde los dos ángulos: del kirchnerismo, para dividir el voto opositor, y
de la oposición, para pelear el voto que se le cae al kirchnerismo. Lo que
distingue el papel de Massa es esta doble función.
B- Según esta estrategia, se busca que Massa sea candidato a
interlocutor del gobierno, que el gobierno necesite el apoyo de Massa y que
para buscar ese apoyo (que será necesariamente parcial, para evitar el desgaste
del intendente) deba consensuar el rumbo. El objetivo es que el gobierno, preso
de esa dinámica, no tenga capacidad de reaccionar como lo suele hacer, es
decir, tomando medidas de autodefensa y avanzando desordenadamente contra sus
adversarios.
C- A través de Massa se intenta crear un continente en el cual caiga lo
que se desprende del gobierno. Se buscará una amplia alianza, que incluirá
franjas del PJ, pero que excederá al PJ. El buen desempeño electoral de Massa
obraría como fuerza de gravedad para atraer más elementos. Esa atracción
incrementaría la debilidad y cada vez más el gobierno quedaría preso de los acuerdos
que necesitaría mantener.
D- Uno de los objetivos es evitar que el transito hacia el
poskirchnerismo sea traumático. Una crisis política desencadenada por un
gobierno demasiado débil, en el cuadro de fragmentación de los partidos
políticos existente en Argentina, podría desembocar en convulsiones más
profundas que el conjunto de los poderes fácticos busca evitar. El motivo para
dar cauce a una estrategia de este tipo se encuentra en ese diagnóstico
estructural.
E- Así, Massa es el intento de darle respuesta a un delicado
equilibrio: por un lado debilitar al gobierno para hacerlo cada vez más dócil,
asegurarse que no continuará después de 2015, y limitar sus zarpazos
auto-defensivos. Por el otro, necesitan que no se debilite tanto como para
desencadenar una crisis de mayores proporciones en las que siempre hay riesgo
de consecuencias inesperadas.
F- Desde esta hipótesis es razonable que Massa no haya cerrado con
Scioli: el pase del gobernador a la oposición implicaba un debilitamiento del
kirchnerismo excesivo para esta etapa. Y podía convertirse en el puntapié
inicial de una crisis política demasiado prematura, que por ahora se busca
evitar. La carta de Scioli, si amerita, será jugada en el futuro, si en lugar
de negociar y acoplarse a la transición ordenada, el kirchnerismo después de
octubre toma el camino de una contraofensiva destinada a prolongar su
supervivencia. En ese caso, se angostará el margen de sus enemigos para evitar
el escenario crítico. A su vez la permanencia formal de Scioli en el
kirchnerismo permite otra variante táctica si se desinfla la jugada de Massa:
realizar una transición ordenada y negociada desde adentro de la alianza
gobernante, pero igualmente encaminada a terminar con los flecos molestos de lo
que se llama “kirchnerismo”.
G- El instrumento político al que se apunta para el poskirchnerismo no
es el PJ. No se trata de la reconstitución del Partido Justicialista por fuera
del kirchnerismo, sino de su reconstitución dentro de una coalición más amplia
en la que los elementos provenientes de esa fuerza serán los que primen. Se
parte así, del mismo punto en que empezó el kirchnerismo: recomponer la
configuración de la escena política argentina, y muy especialmente los partidos
políticos. La presencia de Alberto Fernández como operador de este armado y
como uno de sus ideólogos (al igual que lo estuvo en el inicio de Kirchner) es
indicativa de este punto.
Alberto Fernández y Sergio Massa fueron ambos Jefe de Gabinete,
ubicados en esa posición por Néstor Kirchner y Cristina, para llevar por buena
senda las relaciones con Estados Unidos.
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