Cantera Popular

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jueves, 25 de julio de 2013

LA DINÁMICA PERVERSA DEL PERONISMO


A los efectos de intensificar la agonía largamente anunciada del kirchner-cristinismo, Sergio Massa, La Rata del Tigre, se desprende del tronco original.
Territorialmente Massa intenta ser -para La Doctora- lo que fue Néstor Kirchner, El Furia, para Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
La extensión prematura del certificado de defunción política.
Para que La Doctora deje, en la práctica, de fastidiar, y pase a ser un rápido recuerdo. Como Duhalde. O Menem.
Los opositores estables de la nomenklatura (que complementan la placidez del oficialismo), a pesar de ser portadores de desconfianza y de escepticismo, no terminan de habituarse a la dinámica perversa que suele presentar, históricamente, el peronismo. Un fenómeno maldito que se convirtió en una fuente de trabajo. La administración del poder. Y sus fructíferos derivados.
La dinámica perversa del peronismo creyó -en 2005- que no iba a existir, al final, ninguna ruptura entre Kirchner y Duhalde. Pretendía ser el senador por la minoría y apostó a que la señora Hilda, alias Chiche, y la señora Cristina, La Doctora, iban, en el fondo, a arreglar.
Pero la ruptura se profundizó. Y el peronismo, en sus dos vertientes, se llevó los tres senadores.
Buenos Aires Inviable ofrece, en 2013, un escenario equiparable. Sin estar en juego las bancas del senado, sino las masivas diputaciones.
Se instiga a la equivocada creencia de cualquier ser normal: que Massa y Martín Insaurralde representan -en el fondo- lo mismo. Incluso hasta es probable que sea cierto. Como podía creerse en 2005 de Chiche y La Doctora, que disputaban la gloria o el ostracismo de sus maridos.
En aquel 2005, cuando aún la ponía, Narváez quedó abrazado a Duhalde. Pero con mayor sorpresa aún emerge también como víctima otro pícaro, su actual aliado. Hugo Moyano, El Charol, que en 2005 estaba atado al carro de los vencedores, Kirchner y La Doctora. Mientras Narváez, en sus primeras armas -reiterase, cuando la ponía- persistió en la carrindanga del vencido.
En adelante, Duhalde no se iba a recuperar. Como tampoco iba a recuperarse Menem. Al que Duhalde, con perversidad de ajedrecista, lo había vaciado, en 2003.
Demasiada experiencia acumulada para ignorar lo elemental. Lo básico. Que el peronismo, cuando amenaza con partirse, se parte de verdad. Suele cortarse por la cabeza.
Para abajo proliferan generalmente los realineamientos. Los saltos de garrocha, de los vencidos que generosamente acuden a ofrecer los servicios al triunfador. Para acompañarlo.
El Rey del Compás
En cierto modo, la escuadra de Massa se asemeja a la orquesta típica del Rey del Compás, Juan D’Arienzo.
D’Arienzo utilizaba frescos jóvenes como vocalistas para demostrar que la vejez persistía.
De ser cretinos, o efectistas, podría inducirse en el texto que el D’Arienzo de esta orquesta es Héctor Magnetto.
Para colmo, en 2013, mezclados entre los innovadores vocalistas de la escuadra de Massa se encuentran dos grandes expertos en la perversidad de los ciclos descriptos. Aunque en realidad son tres.
Uno es Felipe Solá, Crédito del Portal, Máximo Cuadro del Felipismo. Junto a Florencio Randazzo, cuando aún era El Killer, Felipe resultó fundamental para la sociedad político-conyugal de El Furia y La Doctora. Para perforarle la provincia a Duhalde.
En armónica coherencia, hoy Solá colabora con la sociedad Massa-Giustozzi para perforarle la provincia a La Doctora (aunque quien se pone la causa de La Doctora al hombro para evitarlo es Scioli, El Líder de la Línea Aire y Sol).
Mientras tanto Randazzo olvidó la condición de Killer para convertirse en un bailarín inadvertido de la compañía.
Otro baluarte de la orquesta es José Ignacio de Mendiguren, El Devaluador. También resultó sustancial en el periodo de la máxima referencia histórica de Duhalde.
Devaluación + Pesificación. Fórmula providencial que generó la más espeluznante transferencia de recursos que se tenga memoria. Sin embargo El Devaluador aún se mantiene en pie, cerca de la ventanilla, dispuesto, otra vez, a cobrar.
Otro es Tito Lusiardo, alias Juanjo Alvárez, un sobreviviente de mil batallas que aprendió mucho más de lo necesario.

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