Cantera Popular

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jueves, 22 de agosto de 2013

MENTIRAS VERDADERAS DE UNA DÉCADA DESPERDICIADA


El escritor británico George Orwell pensaba que “el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas”. En su novela 1984, un dictador omnipresente llamado Gran Hermano vigila todos los actos de sus ciudadanos con su Policía del Pensamiento.
Su principal instrumento para construir poder político es la manipulación del lenguaje, eliminando palabras o falseándolas en sus significados. Cree que, al controlar la lengua, puede construir una realidad ficticia. Incluso reescribiendo la historia.
Nada describe mejor lo que está sucediendo desde hace tiempo en nuestro país.
Desde las palabras se exalta la última década como ganada, cuando en la verdad de los hechos fue desperdiciada y robada. Tanto en ilusiones como en logros jamás alcanzados. Otra década democrática de retroceso y caída que se perdió.
Se comenzó por falsificar la realidad desde las estadísticas públicas, fraguando la inflación nacional y, con ella, la desocupación, pobreza, indigencia y crecimiento. Incluso, se sigue afirmando que se puede comer con $6 por día. En el 2001 pagaban el impuesto a las ganancias el 9,7% de los asalariados; en el 2013 este gravamen alcanzará al 30%. La carga impositiva es regresiva, típica de una política económica ultraliberal.
Se destaca que el “modelo” invirtió más que nunca en educación, pero hoy Argentina ocupa el sexto lugar en América latina en dicho rubro. Se pasó de anunciar ostentosamente el proyecto del Tren Bala, a las tragedias de Once y Castelar con muertos y heridos; pese a los multimillonarios subsidios que han recibido sus concesionarios. Se advirtió que iba a haber “traje a rayas para los evasores”, pero se han promovido normas de blanqueo impositivo; además de facilitar el lavado de dinero ilícito.
Se aumentó exponencialmente la inversión en inteligencia militar y del personal dedicado a esas tareas (¿para espiar a quién?), mientras nuestras Fuerzas Armadas carecen de recursos básicos. Se promovió desde el primer día de la década la reivindicación de los derechos humanos. Sin embargo se impulsó desde el Gobierno la ley antiterrorista que criminaliza la protesta social y sindical.
Se re estatizó la mayoría accionaria de YPF, esgrimiendo la soberanía hidrocarburífera, pero luego se firma un contrato leonino de concesión con la estadounidense Chevron.
En el ámbito aeronáutico. Tanto Aerolíneas Argentinas y Austral, como FADEA SA –re estatizadas, son muestras elocuentes del total fracaso del “modelo”, y de que la década no fue ganada en ninguna de las tres empresas, sino robada en las enormes e irrecuperables posibilidades de progreso perdidas.
Subsidios estatales y pérdidas operativas siderales, reiteradas promesas empresariales incumplidas, falta total de inversiones productivas acertadas y pésima gestión corporativa y técnica. Con el agravante en FADEA SA de que “el modelo nacional, popular y progresista”, hostiliza mediante inaudita violencia laboral e institucional, a los trabajadores afiliados a APTA y sus representantes gremiales. No se pueden violentar las palabras con tanta alevosía y esperar impunidad. Las palabras son inescindibles de nuestra humanidad. Cuando las mancillan, nos mancillan a nosotros. Y como si esto fuera poco, cada día hay más pruebas irrefutables de que la corrupción se expandió con impudicia dentro de todo “el modelo”. Sus beneficiarios, esa secta de funcionarios y empresarios amigos del poder, son los auténticos ganadores de esta nueva década saqueada al pueblo argentino.

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