Cantera Popular

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martes, 26 de febrero de 2013

TIMERMAN: DE DIRIGIR UN DIARIO DE LA DICTADURA A CANCILLER KIRCHNERISTA



Del libro "Timerman, el periodista que quiso ser parte del poder"
Todo empezó a gestarse a fines de 1975, cuando el huevo de la serpiente del golpe ya permitía vislumbrar las garras del horror. El diario vespertino La Tarde de Buenos Aires se publicó en la Capital Federal entre marzo y agosto de 1976. Pero durante todo el verano la redacción trabajó a pleno produciendo números ceros (pruebas, simulaciones del diario real, en la jerga periodística)
Así de efímero como fue, casi no tiene lugar en la bibliografía relativa a la prensa durante aquellos años negros. Fue Jacobo Timerman, el periodista y editor que lo creó y sacó a la calle, luego de crear medios escritos que habían funcionado como mutación cualitativa del periodismo, en los años 60 y 70, como las revistas Primera Plana y Confirmado primero, y luego el diario La Opinión.
Sin embargo, analizar el vespertino La Tarde sirve para comprender de qué manera el Proceso diagramó su modus-operandi sobre la prensa. El diario fue lanzado con la misión evidente de apoyar al golpe –que era un secreto a voces desde fines del año 1975- pero no sólo eso: el proyecto apuntaba a la consolidación en la opinión pública del gobierno militar que lo seguiría. En mayor o menor medida los medios gráficos, en ese momento, padecieron la censura y también la autocensura. Pero La Tarde fue otra cosa: salió para respaldar a la dictadura. Se expandía una situación delirante y aberrante. La condición "procesista" de La Tarde no fue un obstáculo para que su dueño fuera secuestrado por los militares pocos meses después del cierre de su vespertino, el 15 de abril de 1977.
Jacobo Timerman cayó en las siniestras garras de Camps y de Etchecolatz.Tras un inmenso tormento, Timerman volvería a dirigir un diario recién a su vuelta al país, en 1984, cuando intentó -sin éxito- convertir al antiguo vespertino La Razón –instalado en el mismo edificio de Barracas donde en los '70 había funcionado La Opinión- en un éxito editorial. La Tarde llegó a los kioscos ocho días antes del golpe: el 16 de marzo de 1976. El diseño estaba basado en el del diario alemán Bild Zeitung, con títulos impactantes, grandes fotografías y poco texto, lo que en esa época se percibía como sensacionalista. En el staff figuraba como director Héctor Timerman, uno de los hijos de Jacobo, que en ese momento tenía 22 años. Hoy es el embajador del gobierno K en los Estados Unidos. Según él mismo dijo en una nota al diario Perfil, en noviembre de 2007, en ese momento casi no había ejercido el periodismo, aunque aceptaba, como director que fue, "las responsabilidades por el contenido de las notas". Héctor Timerman se justificó en aquella entrevista diciendo que el vespertino de su padre utilizaba "términos no diferentes a los demás medios que no apoyaban ideológicamente a Videla, pero se autocensuraban para seguir funcionando".
Periodistas que se desempeñaron en La Tarde explicaron que el manejo cotidiano y efectivo de la publicación estaba en las manos del director periodístico, Luis Clur, que había sido fundador de los exitosos noticieros televisivos Reporter Esso (1963) y Telenoche. Clur reconoció en 1999 que aun siendo oficialista, debían "ir a la Secretaría de Guerra a que revisaran las páginas". Tras la muerte de su financista David Graiver "El socio muerto", Jacobo Timerman comenzó a temer que el "secreto" fundacional de su empresa periodística –su relación comercial con el empresario que tenía también como clientes a los Montoneros- fuera castigada por los militares y que la confiscación de los activos del grupo Graiver -que efectivamente siguió a la muerte de su fundador- terminara matando a sus criaturas de papel La Opinión y La Tarde. La tragedia efectivamente fue atroz: Timerman fue "chupado" por un grupo de tareas, torturado y finalmente expulsado del país, mientras que La Opinión se publicó durante poco tiempo más a cargo de un director militar.
Extraído de Graciela Mochkofsky – Timerman. El periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999) – Editorial Sudamericana, 2003
"Timerman se consolidaba como empresario (…) abría una editorial, Timerman Editores”, que publicaría libros de música, literatura, política y pintura (los imprimían las mismas máquinas cuando descansaban del diario); lanzaba una revista, La Opinión Semanal, que reproducía los textos más destacados de los publicados en el diario en la semana, para aquellos lectores que no podían leerlo todos los días, y preparaba dos lanzamientos espectaculares para 1976: el vespertino La Tarde, inspirado en el alemán Bild Zeitung –muchas fotografías, gran impacto, sensacionalismo-, que dirigiría su hijo Héctor, y un diario en inglés, The New York Opinion…
En la primera noche siguiente al golpe, el 24 de marzo de 1976, Videla había reunido a los directores de medios en Casa de Gobierno. Timerman había ido con su hijo Héctor y con Jara, en su condición de director del vespertino La Tarde, y habían soportado de pie, estupefactos, junto a los demás directivos, el seco discurso escolar de Videla, que les ordenaba someterse a unas nuevas reglas que no enunciaría. Eso había sido todo: breve, despreciativo, el discurso de un sargento a los nuevos cadetes. Videla les había informado, sí, que deberían enviar los textos a una oficina de censura que actuaría en el Ministerio del Interior, antes de su publicación. La oficina funcionó dos días, suficientes para descubrir que era innecesaria: el nivel de autocensura era tal que no había nada para corregir.
La muerte de Graiver puso fin, por falta de financiación, al experimento de La Tarde, que Timerman había puesto bajo la dirección de su joven hijo Héctor en marzo de 1976. Al morir Graiver, Héctor comunicó la noticia al editor de La Tarde, Luis Clur, junto con su consecuencia inmediata: el diario dejaría de salir. Confundido, Clur le preguntó qué tenía que ver una cosa con la otra. Héctor debió revelarle el secreto sobre el capitalista, que pronto llegó a la redacción de La Opinión. Casasbellas y Jara se asustaron: aunque habían escuchado de la participación de Graiver como socio capitalista, Timerman les había asegurado que el diario era propiedad de su familia. Decidieron presionarlo para que les dijera la verdad: ¿había sido el diario de Graiver? Timerman volvió a negarlo".
“Golpe al extremismo” y “Espectacular operativo antiguerrillero”, son algunos de los títulos de La Tarde, un diario que elogiaba también el rumbo económico con titulares, el mismo día del golpe de Estado de marzo de 1976, como “Abastecimiento: el precio de la carne con notable baja”.

lunes, 25 de febrero de 2013

SABBATELLISMO EN MORÓN: SEMILLERO DE POBREZA



Si hay un distrito en el conurbano que ha visto crecer la pobreza y la marginalidad en forma geométrica en la última década es Morón. Sabbatella y su sucesor, Ghi el intendente, enarbolan banderas de igualdad y transparencia. Pero con ellas procuran esconder una realidad inocultable: más pobres en la vía y más políticos privilegiados.
Un centenar de linyeras y gente en situación de calle deambulan buscando comida en la basura o yacen entregados en las veredas; mientras a pocos metros funcionarios oficialistas abordan sus autos de alta gama rumbo a sus loft, countries, torres o barrios privados.
Los súper sueldos de muchos directores y secretarios municipales contrastan con los “sin techo”, ya archiconocidos por los transeúntes, se han convertido en un triste folklore del paisaje local: una mujer con tres chicos menores viven hace meses en la vereda por la calle Brown, frente al palacio municipal, bajo el sol de enero ante la total indiferencia de los funcionarios. El contraste entre los privilegiados del poder político y estos pobres es dramático.
Linyeras muriendo y la clase política vacacionando
Muchos adolescentes y menores de edad vagan en Morón abandonados a su suerte, excluidos del “derrame” de recursos presupuestarios. Los periodistas pautados hacen la vista gorda ante la expuesta pobreza local, cómplices también del lento genocidio.
Mientras muchos funcionarios sabbatellistas se van de vacaciones al Caribe, Europa o Costa Atlántica, los linyeras hurgan por alimento en los tachos de basura bajo las inclemencias del tiempo; la clase política los relativiza naturalizando la pobreza con la frase: “Pobres hay en todos lados” y dicen también que en el distrito hay menos pobres.
La indiferencia sabbatellista que nivela hacia abajo
El pseudoprogresismo burgués se jacta de apoyar la causa de los pobres, pero los ignora olímpicamente en este distrito. Esta “planta permanente” de gente olvidada y marginada está excluida de los superávits municipales que bancan a más de 7.000 empleados públicos y 443 “superjefes” sin oficinas ni funciones, que parasitan sueldos del Estado.
No existe un programa social de emergencia para la gente en situación de calle en Morón, no hay proyecto municipal que incluya darles aseo, alimentos, atención sanitaria y psicológica y una vivienda digna. El municipio de Morón carece de un plan integral para combatir la pobreza local y tampoco jamás se intereso en tenerlo.
Según fuentes policiales muere una persona por semana en situación de calle y cada vez hay más linyeras estables en el distrito, se los ve mucho en el centro de Morón y Castelar, pero también en los barrios periféricos.

domingo, 24 de febrero de 2013

DOCTRINA U.C.R. III



VI PRINCIPIO DE AMERICANISMO
El Americanismo  -de magros resultados positivos hasta ahora- enraíza con los movimientos  emancipadores y, conceptualmente, promueve una América entrelazada por acuerdos que reconozcan o impulsen los intereses regionales; que posibiliten el traslado de personas y mercaderías como si fuera un solo país; que constituya un bloque en las relaciones internacionales con Estados no americanos; que impele el desarrollo cultural, económico y política; que extirpe todo residuo de coloniaje, que la modernización llegue incorporando los avances técnicos sin destruir las costumbres y las tradiciones autóctonas; que conjugue lo mejor que venga de Europa con lo rescatable de la civilización indígena; que desarrolle una manera de vida internacional sin odios, sin enfrentamientos, nutrida de comprensión y tolerancia; que haga de un americano amigo de otro americano, todo en pos de una confederación de países con la característica de conservar las respectivas soberanías.
La doctrina de la U.C.R. recepta cabalmente estas aspiraciones y tuvo en Hipólito Yrigoyen  un excelente aplicador.
Uno de sus primeros actos de gobierno fue denunciar el Tratado del A.B.C., suscripto con Brasil y Chile, afirmando que “Yo no puedo aceptar eso que coloca a tres naciones en un plano superior a los demás. Eso no es justicia ni garantía de paz. Las nacionalidades que se quedan en la puerta han de sentir es escozor de la exclusión. Ningún pueblo se considera menos que otro, y establecer la diferencia es ofender. No me extrañaría que esa fórmula fuese expresión de alguien que no quiere dividir”.
Don Hipólito veía bajo es agua porque el inspirador del Tratado Estados Unidos de América que venía de dar otro zarpazo sobre México y eran muy tensas sus relaciones con Japón. Procuraba morigerar la indignación de los latinos americanos uniendo las tres naciones mejor organizadas de Sudamérica Argentina Brasil Y Chile, mediante un Tratado que les daría potencialidad hegemónica. Antes que fuera ratificado, Yrigoyen lo desbarató.
En cambio, convocó a un Congreso Continental de Neutrales a reunirse en Buenos Aires, en 1917, para evitar que fueran conminadas a intervenir en la guerra. El intento fracasó por la presión estadounidense, cuyo embajador comentaba con desparpajo: “El proyecto es bueno, pero no le conviene a Estados Unidos de América"”
No intervencionismo
Las naciones independientes son titulares de los derechos que rigen su ordenamiento interno, lo que representa que ninguna otra nación puede inmiscuirse quebrando esa libre organización. El Americanismo calificó ese derecho como principio de No Intervención, que repudia sus tres posibilidades: Invasión territorial, Cobro compulsivo de deudas, y Coloniaje.
En América la Invasión territorial se dio en dos formas: ocupación de territorios como ánimo de anexarlos (Estados Unidos apoderándose de casi la mitad de México) o permanencia transitoria (también Estados Unidos en Nicaragua, República dominicana, etc.).
Infringiendo el principio de No Intervención, Estados Unidos invadió la República Dominicana, depuso a sus autoridades destituyéndolas por estadounidenses y reemplazó la bandera dominicana por la del Invasor. Por ese entonces falleció el poeta mexicano Amado Nervo, representante diplomático en Uruguay y Argentina, cuyos restos se trasladaron a México en el Crucero “Uruguay” escoltado por el argentino “9 de Julio”. Al regresar, el Comandante tenía instrucciones de hacer visita de cortesía a algunos países, pero dada la situación dominicana consultó si correspondía hacerlo y en caso afirmativo a qué bandera rendir homenaje.  Defendiendo el principio de No Intervención, Yrigoyen fue terminante: “Orden al Comandante del Crucero “9 de julio”: Id y saludad al pabellón dominicano”.
La República Oriental del Uruguay tuvo su sofocón durante la guerra de 1914. En los Estados de Río Grande y Santa Catalina, en el sur del Brasil, hubo una insurrección promovida por pobladores de origen germano para invadir al Uruguay y tornarlo punto de apoyo para la marina alemana. En previsión, Uruguay solicitó armamento e Yrigoyen respondió: No venderemos armas, pero si el Uruguay es amenazado por fuerzas extranjeras, la Argentina se jugará íntegramente en su defensa”. Otra correcta interpretación del no intervencionismo.
 Libre Determinación de los Pueblos
Así como el intervencionismo conlleva violencia y ocupación territorial,  la Libre Determinación de los Pueblos no implica necesariamente el ingreso de fuerzas armadas. La libertad de discernimiento de una nación prohíbe a otros Estados inmiscuirse en los problemas internos, aún cuando lo pidiese un sector de sus habitantes. Yrigoyen lo aplicó cuando el presidente del Paraguay, Ayala, a quien intentaba deponer, solicitó armas y cooperación de la Argentina. Don Hipólito se negó porque “mi gobierno jamás interferirá en los problemas nacionales que deben ser resueltos por ellos mismos”; ofreció, en cambio, mediar en procura de un advenimiento entre los enfrentados.
VII PRINCIPIO DE NEUTRALIDAD Y ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL
 En las instancias bélicas, los adversarios procuran alianzas que los fortalezcan y que, contrapuestamente, debiliten al oponente. En esos casos, la presión de los Estados poderosos sobre los más débiles intenta imponerles la ruptura de la neutralidad y la participación en la guerra como aliado.
Para el radicalismo, la neutralidad es la espontánea manera en que los habitantes de una nación nacen, viven y mueren, si bien es cierto que siempre hay un lugar en la tierra donde los humanos están combatiendo. La neutralidad es innata a los pueblos. Hipólito Yrigoyen sentenciaba que “la paz es el estado normal de las naciones. Todo pueblo, todo grupo de pueblo hermanos, tiene la obligación de mantener la paz y resguardarla. La desesperación de los gobiernos sin juicio propio, por declara la neutralidad frente a conflictos que a lo nacional no afectan, procede de que, desde lo más íntimo, los mueve un espíritu de dependencia, un espíritu rendido de antemano, o bien por intereses, o bien por una idea, o sentimiento de inferioridad, fruto de un tipo de política sin fe ni principios”.
La Argentina en la guerra del ´14 hizo reiteración principista de su doctrina de la Neutralidad. Cuando Alemania anunció el bloqueo en las proximidades de Inglaterra, Francia e Italia y que la navegación de los barcos neutrales sería a su riesgo, Yrigoyen contestó que “ajustará su conducta, como siempre, a los principios y normas fundamentales del Derecho Internacional”; los barcos de bandera argentina no fueron molestados. Cuando por error hundieron naves de nuestro pabellón reconocieron la justicia de la protesta y al terminar la contienda el gobierno alemán desagravió a la bandera argentina.
La hegemonía suele ser antinómica de la paz; por eso la U.C.R. sostiene los principios que hemos recordado de No Intervención y Libre determinación de los Pueblos; repudia el Cobro Compulsivo de deudas y el Coloniaje; y esto ensambla con la igualdad jurídica de las naciones. Esa igualdad jurídica no obsta a que existan países rectores por su excelente grado de evolución, pero esa rectoría debe asentarse en autoridad moral y no en actos coercitivos.
La doctrina de la U.C.R. referida a la Organización Internacional afirma que las desavenencias no deben arrastrar a la lucha armada y sí recurrir al arbitraje ante una Corte Internacional especialmente creada e insospechable de parcialismo y que un organismo de esa naturaleza ha de estar integrado por todas las naciones sin discriminación alguna. Esa tesis agrió la preponderancia de tono omnipotente de las naciones vencedoras en la guerra de 1914.
La Argentina fue invitada a la Conferencia Privada de Neutrales y a la Primera Asamblea General de la Liga de las Naciones convocada para el 15 de noviembre de 1920, en la Ciudad de Ginebra. Las instrucciones que el presidente de la Delegación, Ponorio Pueyrredón, recibió de Yrigoyen establecía como premisa fundamental que una Liga de naciones no podía avocarse a considerar el Orden del Día sin declarar como previo y especial pronunciamiento, que serían admitidos todos los Estados soberanos que desearan hacerlo. Si esto no se aceptaba, la Argentina debía retirarse.
Nuestro país llegaba a la Asamblea con indiscutida autoridad moral por las firmes actitudes de Yrigoyen, de allí que se accedió a que Pueyrredón expusiera con anticipación al tratamiento del temario. Este, al entrar en lo medular del discurso destacó que la República Argentina consideraba esencial la participación de todos los Estados soberanos reconocidos por la comunidad, salvo que se negaran a incorporarse; que se creara una Corte Permanente de Justicia Internacional porque si falta “la justicia, ningún país podrá ser libre desde el punto de vista internacional”
Pueyrredón metía el dedo en la llaga porque el propósito de los triunfadores era eliminar a los derrotados y asegurarse el predominio mundial por siempre jamás. El pedido se rechazó y nuestra Delegación, acorde con el mandato recibido, se retiró.
La Argentina asumió una función agorera, al par que reveladora de la lucidez con matiz visionario de Yrigoyen. En ese 1920 la Argentina se alejó anunciando la inviabilidad de un organismo internacional que no estaba inspirado en el bien común de todas las naciones y todos los pueblos de la tierra. Y en 1939, Europa primero y el mundo entero después, estaban destrozándose. No alcanzó a 20 años la paz prometida por ese desequilibrado convenio ginebrino.
NEGLIGENCIA DOCTRINARIA
 La deserción doctrinaria destiñe su contenido dogmático, desdibujando la personalidad del radicalismo.
Hipólito Yrigoyen intuyó que eso pudiera ocurrir con el transcurso de los años y predicó que “Si la U.C.R. cayera en el error de confundirse con el medio imperante, tendría que convocarse nuevamente a la voluntad nacional porque se habría falseado su misión histórica y perdido su carácter político. Sería menester condensar nuevas fuerzas para continuar la lucha cada vez más dificultosa, porque a los males previstos y conocidos se habría agregado esta tremenda apostasía a su fe. Y no hay drama más siniestro que la pérdida de la fe de un pueblo”.
La defección doctrinaria se patentiza ostensiblemente en la búsqueda de acuerdos preelectorales que constituye un alzamiento contra el Antiacuerdismo que es esencia de la Doctrina de la U.C.R.
Comenzó la abjuración introduciendo ciudadanos no radicales en nuestras Listas, prosiguió con la presencia extrapartidaria nada menos que en la fórmula de candidatos para presidir la Nación, se sumó la concomitancia con otras fuerzas políticas para trepar a  cargos electivos olvidando el supremo mensaje de Yrigoyen “Que se pierdan mil gobiernos pero que se salven los principios” y culminó con un amasijo de tendencias políticas diversas para elevar a Gobernador a un afiliado a nuestro partido que anunció, jactanciosamente y como blasón, que prescindiría de los radicales en su función como gobernante.
Quizá convenga rememorar el famoso “Tu quoque juventus. Todos en tropel” de Francisco Barroetaveña, para reavivar la autenticidad de nuestra conciencia radical, no sea que lleguemos a tener que remendar aquella frase con un angustioso “Tu toque radical. Todos en tropel a la desintegración”.

DOCTRINA U.C.R. II



IV PRINCIPIO DE ANTIACUERDISMO ELECTORAL
Luego de la revolución del ´90 la Convención de la Unión Cívica eligió la fórmula Mitre – de Irigoyen para las elecciones de 1892, Roca entrevistó a Mitre a poco de su regreso de Europa y le propuso que sustituyera a De Irigoyen por José E. Uriburu porque así estaría asegurado el triunfo.
Don Bartolo aceptó. Don Leandro se lo reprochó. Mitre argumentó que buscaba “un acuerdo leal y patriótico de los partidos y la supresión de hechos de la lucha electoral”. Alem replicó: “Yo no acepto el acuerdo. Soy radical intransigente”. Con esta frase Alem sentaba el Antiacuerdismo Electoral como razón de ser de lo que sería la U.C.R. Los acuerdista fueron expulsados y se fundó la U.C.R. precisamente como reacción contra el acuerdo.
La repulsa no se limita a acuerdos con otros partidos porque se extiende a la introducción de extrapartidarios en la Listas de la U.C.R. para cargos electivos.
Ese pensar es claro. Yrigoyen en 1891 ante el ofrecimiento de otros partidos para confeccionar Listas compartidas decía que “es timbre de honor haber rechazado semejantes transacciones”.
En 1883 no aceptó la invitación de la Liga Agraria para formas Listas mixtas porque “siempre importan una transgresión  y un compromiso restrictivo a la libertad de criterio de los partidos... implica en todo momento mutilar la capacidad política del pueblo... destruyendo anhelos y entusiasmos que mueven al ciudadano al ejercicio de su derecho”. La U.C.R. debe plantear esta cuestión desde el punto de vista de los principios que alienta en su seno. A la luz de este criterio, los acuerdos políticos ni siquiera pueden formularse.”
En 1897 la U.C.R. de la Provincia de Buenos aires declaró que “se pretende llevar al partido por caminos extraviados, caer en acuerdos, en componendas con el orden de las cosas que –precisamente- habían dado origen a la formación del Partido. Que las tradiciones y antecedentes del Partido le imponen mantenerlos en toda su integridad, con mayor razón en el momento actual, cuando correligionarios con sus energías debilitadas... buscan el concurso de fuerzas extrañas para alcanzar por medios contrarios a la índole de nuestra organización política, el triunfo de los ideales perseguidos por la U.C.R.”
En 1924 el Comité Nacional dijo que “repudia toda actividad partidaria que signifique alianza o acercamiento con partidos de otra orientación.” La Convención Nacional de 1948 asentó que “rechaza pactos o acuerdos con otras fuerzas políticas y prohibe a sus afiliados, grupo u organismo que promuevan o se implique en iniciativas de esa índole.” Y la del año 1953 reafirmó que “la U.C.R. luchará sin pactos, acuerdos, conforme a su tradición histórica.”
Hipólito Yrigoyen desde las alturas de su infabilidad principista excecró a los que transan con pactos o acuerdos, sentenciando: “Benditos sean los que piden transigencia con las actitudes personales; pero los que la piden en el orden de los principios, malditos sean para siempre!”
Bien se ve que se equivocan de medio a medio los radicales que propugnan esos entendimientos. Acorde con la severa intransigencia de Hipólito Yrigoyen, quizá no sea temeridad suponer que hubieran sido sancionados.
Antiacuerdismo e intransigencia
La tesitura antiacuerdista engarza con la ética política. Por estar impregnada de ética, la repulsa a los acuerdos no cede en ninguna instancia, se trate de un entendimiento para lograr éxito electoral, o para abalanzarse sobre cargos públicos, o hacer un acomodo prescindiendo de las diferencias que separan a los Partidos políticos. Todo eso constituye una actitud irrespetuosa para con los afiliados que se incorporaron atraídos por el ideario de su filosofía política.
El Antiacuerdimo es una convicción fundamentada en claro raciocinio. Alem y también Yrigoyen fueron terminantes y éste era inflexible: “La U.C.R. tiene fe en sus hombres, pero no obstante ello, queda convocada para mantener irreductiblemente los principios fundamentales que inspiraron su doctrina.”
El Antiacurdismo marcha acollarado con la Intransigencia. Aislados pierden fuerza. El pensar político genera principios y la acumulación de estos estructura la doctrina política. Algunos consideran a esos postulados doctrinales de cumplimiento circunstancial, para otros son la médula de sus ideales a sostener permanentemente. Allí está la clave de la Intransigencia.
Quien está persuadido de la verdad de esos principios procura imponerlos sin concesiones, vale decir con absoluta intransigencia. La U. C. R. Adoptó la Intransigencia como dogma y la hizo forma de proceder con igual vigor que sus principios doctrinarios.
Es prudente que los radicales mediten qué grave omisión es olvidar el Antiacuerdismo y la Intransigencia es la concepción idealista de la U.C.R.
V PRINCIPIO DE DEFENSA DEL PATRIMONIO NACIONAL
La doctrina de la U.C.R. puntualiza que determinadas riquezas naturales y ciertos servicios públicos no deben salir del dominio del Estado ni ser concedidos a entidades privadas.
También se extiende al control de las negociaciones en que participa el Estado para evitar que sus funcionarios, directa o indirectamente, se beneficien económicamente utilizando su influencia, o que se valgan del conocimiento anticipado de medidas gubernativas posibles de ser aprovechadas, obteniendo ventajas personales.
Abarca, asimismo, la oposición a convenios internacionales con contenido entreguista que, a veces, llegan a agraviar nuestra soberanía.
La posición de la U.C.R. en defensa de los recursos naturales tuvo su m{as clara exteriorización en orden al petróleo.
El desarrollo se la industria petrolera a través de la Y.P.F. Fue sensacional en los gobiernos de Yrigoyen y Albear. El entreguismo comenzó con la revolución “con olor a petróleo” el 6 de septiembre de 1930. Prosiguió esquilmando a Y.P.F. Illia pretendió restablecer la nacionalización anulando las concesiones impugnadas y ese gesto de argentinidad afectó intereses foráneos que encontraron argentinos dispuestos a deponerlo.
Para el radicalismo algunos servicios deben ser atendidos por el Estado, tales como los ferrocarriles, telecomunicaciones, electricidad. Los gobiernos radicales no pudieron hacerlo. Perón, a ritmo escandaloso, nacionalizó los teléfonos y ferrocarriles; la adquisición por el Estado de las compañías de electricidad amontonaron presunciones de negocios más que turbios.
Perón y los gobiernos militares adulteraron lo doctrinario del radicalismo convirtiendo al Estado en un incansable absolvedor de empresas, buena parte de ellas sumamente deficitarias en camino a la quiebra. Fue un gran negocio para los empresarios y un desastre para el Estado. Respecto a la conducta en la función pública, Yrigoyen alertó al más distraído: “Sin moral personal, no se puede estar en la función pública” y exigía que quienes desempeñaran funciones legislativas, administrativas o judiciales, debía suspender su actividad profesional, comercial, o industrial por incompatibles y para que no se aprovechara el desempeño de cargos gubernativos gestionando favores que lo enriquecieran. Se oponía a la persistencia en cargos públicos electivos o no, comprometiéndolos a que “desde los estrados de poder pasaríamos directa y únicamente a nuestras casas y de allí a las filas de la opinión” y reputaba intolerable utilizar medidas de gobierno proyectadas y conocidas con anterioridad  a que se decretaran para beneficio económico del funcionario.
El rechazo a pactos internacionales deteriorantes de la economía argentina puede apreciarse a través de dos ejemplos clásicos: el primer empréstito y el pacto Roca-Ruciman, ambos demostrativos de lo que repele la Doctrina radical.
En tiempos de Rivadavia se firmó un empréstito en el que el Banco Baring Brothers nos dio un préstamo de 1.000.000 de libras esterlinas para construir el puerto de Buenos Aires, fundar ciudades en zonas de frontera y sobre la costa atlántica, e instalar aguas corrientes para mejorar la salubridad de Buenos Aires.
Entre la colocación de títulos de la deuda en el mercado financiero de Londres, intereses anticipados y amortización anticipada de dos años, quedó para que percibiéramos 500.000 libras de las que nos remitieron 70.000 y las 430.000 restantes quedaron a nuestra disposición, pero en Londres. Desde luego que no hubo ni puerto, ni ciudades, ni aguas corrientes, ni recibimos una libra más.
Con el tiempo se consolidó la deuda fijando la suma a devolver en 1.641.000 libras, equivalente a 8.000.000 de pesos fuertes que, cuando terminamos de pagar, trepó a 23.734.766. Contra estas cosas luchaba la U.C.R. en defensa del patrimonio nacional.
El pacto Roca-Ruciman ejemplifica la reincidencia luego del desplazamiento del radicalismo por la evolución de 1930.
El presidente Justo envió a Londres una embajada para negociar acuerdos económicos, integrada por el vicepresidente Julio A. Roca, Miguel Angel Cárcano y Guillermo Leguizamón. Leguizamón no se ruborizó afirmando que “la Argentina es una de las joyas más preciadas de la corona de su graciosa majestad” y Roca.
Enfatizó que “la Argentina es por su interdependencia recíproca, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Reino Unido”, lo que motivó que un miembro de la Cámara de los Comunes dijera que “siendo la Argentina prácticamente una colonia económica, le conviene más incorporarse de lleno al imperio británico.” Del pacto resultó que declinamos a favor de Inglaterra el control de los frigoríficos y de los créditos a las empresas británicas, le cedimos el transporte de la ciudad de Buenos Aires y contratamos a Otto Niemeyer, alto funcionario del Banco de Inglaterra, para que orientara nuestra economía. El zorro en el gallinero...
Nuestro patrimonio resultó muy dañado en el alternativo juego de privatizaciones y estatizaciones. Con Juárez Celman vivimos privatizaciones con ritmo de negociados; con Perón tuvimos estatizaciones con cadencia de negociados. Ahora estamos otra vez en la línea de privatizaciones y los medios informativos dicen nuevamente de posibles negociados.
El principio radical de la Defensa del Patrimonio Nacional se yergue para impedir que de tal modo se mancille la soberanía nacional y se desmedre su riqueza.

DOCTRINA U.C.R. I



Principios doctrinarios de la U.C.R.
I.                    Federalismo
II.                  Cumplimiento de la Constitución Nacional
III.                Libertad de Sufragio
IV.                Antiacuerdismo electoral
V.                  Defensa del patrimonio nacional
VI.                Americanismo
VII.              Neutralidad y organización internacional

En esencia, la Doctrina de la U.C.R. se asienta en los siete enunciados que encabezan esta “Cartilla”.
No hay declaraciones oficiales que los mencione taxativamente, pero sí constituyen la síntesis del pensamiento principista de los fundadores de la U.C.R.
La concentración numérica está ampliamente documentada en afirmaciones muy conocidas de Leandro Alem y de Hipólito Yrigoyen; su contenido ideológico es absolutamente indiscutible.
De suyo, que es admisible que algún comentarista se incline a modificar la calificación o a cambiar la denominación de los principios, y aún a diversificarlos ampliando la calificación heptagonal, lo que no tiene mayor significación porque lo substancial es la autenticidad del contenido y esas variante no pueden ir más allá de una intención didáctica en busca de una mayor claridad expositiva.
Lo fundamental es que cada enunciado tenga el correlato  que explique su sentido social, su arraigo histórico, y la forma y momento en que los creadores de la U.C.R. los predicaron como causa y razón de ser de la movilización política que le dio origen.
I PRINCIPIO DEL FEDERALISMO
El Federalismo, como ordenamiento político-social de la República Argentina, es principio doctrinal de la U.C.R. no solamente porque lo haya predicado y cumplido, sino porque recogió la realidad social argentina, constituyéndose en su gran defensor.
El natural vivir de los pueblos en el tiempo colonial se desarrolló en el aislamiento. Era un problema de incomunicación devenido de los medios de transporte, desarrollándose así un fuerte sentido localista.
Las poblaciones encerradas en sí mismas, elaboraron su manera de vivir con una distinción clasista emanada del abolengo de ser descendientes de los primeros colonizadores. Signó a la clase alta con una altivez difícil de avasallar por el poderío económico porteño. Los que fueron calificados como caudillos pertenecían a ese sector social.
La originariamente humilde Buenos Aires crecía o declinaba al ritmo cambiante del contrabando. Restricción del contrabando: pobreza,; liberalidad para contrabandear: enriquecimiento. De manera contrapuesta, el contrabando empalidecía la industria y el comercio regional; acerrojar a los contrabandistas rejuvenecía lo industrioso lugareño recuperando su prosperidad comercial.
Cuando el interior dl país agudizó su resistencia y surgió el caudillo como jefe político y militar, cabal intérprete del sentir lugareño, se hizo nítida la realidad de la vocación federal de la sociedad argentina.
Buenos Aires tuvo sostenedores del federalismo; fueron políticamente federales, pero no en lo económico. Cuando se rozaban los intereses vinculados con el federalismo, y en cambio fracasaron todas las anteriores  porque renegaban de esa verdad social.
Los partidarios de la centralización de Buenos Aires y del acoquinamiento del federalismo, polarizaron la intención dominadora porteña procurando hacer de la Ciudad de Buenos Aires la capital de la república. Rivadavia en 1826 proyectó federalizar una lonja de la provincia de Buenos Aires desde Ensenada hasta la desembocadura del río Reconquista. Mitre intentó que fuera toda la provincia bonaerense. Pero el pueblo argentino, no. Sus representantes sancionaron en 1868la ley que declaraba capital del a Nación a Rosario de Santa Fe. Al año siguiente otra ley ratificó a Rosario como capital. En 1871 otra ley designó al villorio Villanueva, próximo a Villa María, en Córdoba, y en 1873, una vez más la nominación recayó en Rosario. Sarmiento vetó todas esas leyes, metiéndose en el bolsillo la opinión parlamentaria que era la opinión de todo el país.
Bien se ve que la federalización de Buenos Aires avasallaba el sentimiento federalista argentino, explica el por qué de la oposición de Alem a la ley que la impuso en 1880  e ilustra sobre la compenetración del federalismo con el ideario radical justificando que sea uno de los principios de la doctrina.
Alem, en las memorables sesiones de la Legislatura bonaerense del 12 y 17 de noviembre de 1830, enunciaba que capitalizada Buenos Aires es posible que “tengamos un gobierno tan fuerte que al fin concluya por absorber toda la fuerza de los pueblos y ciudadanos de la República”, porque “las grandes capitales todo lo atraen y absorben y lo influencian”. “La vida de la campaña dominada... “Cuando el poder central por sí solo tenga  más fuerza que todos los Estados federales juntos, el régimen... será paulatinamente subvertido, y avasallado”. La dictadura será inevitable siempre que un mal gobernante quiera establecer la... la República Argentina quedará librada a la voluntad y a las pasiones del jefe del ejecutivo nacional”.
El traslado de la capital federal a Carmen de Patagones y Viedma por el crecimiento argentino dentro del federalismo.
II PRINCIPIO DEL CUMPLIMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
Hay que hurgar en la historia para advertir la razón que asiste a la U.C.R. para tener al Cumplimiento de la Constitución Nacional como principio doctrinario. La sanción de la constitución de 1853 no implicó su estricto cumplimiento, porque se la eludía cuando los intereses políticos lo requerían o se la invocaba para justificar beneficios sectoriales. Un partido asumió la decisión de defenderla y exigir que se cumpliera y fue la U.C.R., con lo que es comprensible que su persistencia en reclamar que se la respetase originaba una suerte de simbiosis entre la Constitución y el Partido, llegando así a conformar un principio esencial de su doctrina. Yrigoyen la calificó como sagrada.
En verdad las transgresiones a la Constitución Nacional no perdieron actualidad. Cada revolución militar se trajo bajo su brazo su propio e improvisado estatuto reglamento que debía respetarse con prioridad a la Constitución; esto se extendió hasta fines de 1983. Y es muy relativo suponer que vivimos en pleno orden constitucional porque el gobierno nacional, al mejor estilo de Perón, encuentra manera de soslayar sus preceptos.
El régimen tripartito de poderes está cercenado porque el Poder Ejecutivo Nacional mediante la ampliación del número de miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la implantación del “per saltum”, limita la independencia del poder Judicial en las instancias definitivas. También el Poder Legislativo soporta embates del Ejecutivo porque este impone por decreto medidas que corresponden ser dictadas por los legisladores; con más los comentarios peyorativos para con diputados y senadores en el desempeño de su función. El conjunto semeja un plan armado en procura de la hegemonía del Poder  Ejecutivo Nacional.
Vaya, entonces, que bastante tenemos que hacer los radicales en defensa de la doctrina del cumplimiento de la Constitución.
III PRINCIPIO DE LA LIBERTAD DE SUFRAGIO
El sufragio, como sistema del que se vale la comunidad para elegir mediante el voto, a aquellos ciudadanos que han de ocupar los cargos es un derecho y es una obligación de carácter individual e indelegable.
Tan sustantivo derecho ciudadano no se respetó, sí se transgredió, por años y años, hasta el escenario de la política argentina asomó la U.C.R. que se plantó ante ese escarnio social exigiendo que se legislara implantando el voto universal secreto y obligatorio, para igualar los derechos de la ciudadanía, evitar presiones al libre albedrío del elector y habituar al pueblo argentino a participar de la elección de sus representantes; debía reemplazarse el sistema de Padrones preparados para facilitar el fraude, por el Padrón Militar que era más creíble; las fuerzas políticas minoritarias deberían tener derecho a una representación proporcionada a su caudal electoral.
Toda la filosofía política que respaldaba a esas pretendidas exigencias constituyó uno de los puntales de la doctrina de la U.C.R., que se conoció como Libertad de Sufragio.
Esa posición la adoptó, la defendió y llegó a imponerla la U.C.R., exclusivamente la U.C.R. enfrentando a todas las tendencias políticas que, o preferían el fraude, o se resignaban a la inercia condescendiente. Por esto invocar la doctrina de la Libertad de Sufragio es prerrogativa de la U.C.R. Y de manera excluyente.
Porque, salvo el radicalismo, todos los Partidos políticos argentinos o practicaron o usufructuaron el fraude electoral. Antes del 1916 las elecciones fraudulentas fueron la norma. Y en esa forma irregular llegaron a la presidencia de la Nación todos, hasta que asumió Hipólito Yrigoyen en comicios limpios. Después de los gobiernos de Yrigoyen y Albear, otra vez el fraude con José Féliz Uriburu, con Agustín P. Justo y en las elecciones de Roberto Ortiz y Ramón Castillo. Y ningún partido –excepción siempre del radicalismo- protestó y no protestaron porque se enganchaban  en el fraude para encaramarse como senadores, diputados y concejales.
Yrigoyen fue asiduamente tentado para que entrara en componendas electoralistas. Julio A. Roca le mandó mensaje pidiéndole que la U.C.R. apoyara la candidatura presidencial de Manuel Quintana; despachó al mensajero diciéndole cómo pretendían tal cosa cuando procurar terminar con el régimen que representaba Roca y los suyos era la razón de ser de la U.C.R. Un par de veces el presidente Figueroa Alcorta le pidió apoyo, especialmente cuando -fue la respuesta- y comenzando por “cambiar los registros electorales, quemándolos si es necesario, sustituyéndolo por otros hechos correctamente”.
Roque Saenz Peña también quiso arrimar al radicalismo con ofertas dadivosas, recibiendo la república de estilo: “No. Sólo comicios honorables garantidos sobre la base de la reforma electoral”. Por fin Roque Sáenz Peña entendió y asimiló el contenido de la doctrina que predicaba el radicalismo y el 13 de febrero de 1912 promulgó le ley electoral. En un todo coincidente con las sugerencias de don Hipólito.
El proceder de Yrigoyen representa una regla de oro: si un gobierno quebranta el orden republicano, la U.C.R. debe abstenerse de toda interlocución con él, mientras no rectifique su comportamiento.
No hay que confundir ofrecimientos con diálogo. Yrigoyen tuvo entrevistas en las que recibió propuestas que rechazó, exigiendo previamente comicios correctos. Nunca aceptó dialogar sobre planes de gobiernos.
El Comité Nacional debería recordar al gobierno nacional que no ajusta su conducta a la Constitución y, consiguientemente, abandonar el diálogo.

sábado, 23 de febrero de 2013

EL MAPA DE LAS PROVINCIAS QUE NO TENDRÁN CLASES EL LUNES



Las idas y vueltas complicaron seriamente el comienzo del ciclo lectivo 2013 a nivel nacional. Tras las negociaciones entre gobernaciones y sindicatos docentes, infructuosas en la mayoría de las provincias, la huelga de los maestros estará al orden del día. De los 24 distritos con jurisdicción educativa, sólo 7 tienen garantizado el comienzo de las clases para la semana que viene.
El panorama educativo no parece en vías de resolverse, al calor de las complicaciones financieras de los gobiernos locales. Ayer, algunos sindicatos de la provincia de Buenos Aires anunciaron huelga por 96 horas, mientras que los maestros de la Ciudad analizaban la propuesta de aumento del 26 % presentada por el gobierno porteño.
En el resto del país, seis provincias cerraron ya los acuerdos paritarios, mientras que otras ocho resolvieron medidas de fuerza y tres más se plegarían a la huelga nacional de Ctera.
Los paros que fueron anunciados alcanzan a las provincias con mayor cantidad de estudiantes. Además del distrito bonaerense, los maestros de Santa Fe, Mendoza y Neuquén decidieron plegarse a la misma situación.
Por su parte, en Córdoba hubo acuerdo salarial, pero los docentes acompañarán el paro nacional que definirá  hoy el congreso de Ctera, el mayor sindicato docente. Lo mismo decidieron algunos gremios de La Pampa, San Juan y Jujuy, al disponer que se subordinarán a la medida que resuelva el plenario de maestros.
Con menor población estudiantil que sus pares provinciales, Entre Ríos, Corrientes, Santa Cruz, Catamarca, Chaco y Santiago del Estero también irán a la huelga y no habrá comienzo de ciclo lectivo 2013.
Con respecto al congreso de Ctera, el jefe del gremio docente bonaerense Suteba, Roberto Baradel, adelantó que allí "se van a impulsar medidas" de fuerza y una reforma de la "ley de financiamiento educativo" para que se destine "el 10 por ciento del Producto Bruto Interno" en la educación.
"Es una propuesta concreta que tiene que avanzar en el marco de una reforma tributaria, más allá de la protesta por la disposición unilateral en la paritaria", acotó en diálogo con radio Mitre al reiterar el rechazo del sector a la suba del 22 por ciento dispuesta como mínimo por el gobierno nacional.
En tanto, el inicio de clases parece estar garantizado en Formosa, Salta, La Rioja, Misiones, San Luis, Chubut y Río Negro, si bien en estas últimas cuatro provincias aún no hubo acuerdo paritario. En Tierra del Fuego rechazaron el aumento del 8 %, pero no anunciaron medidas de fuerza.
Ciudad: cerca del acuerdo
El gobierno de Mauricio Macri es optimista de cara a la negociación paritaria. El ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, señaló hoy que “va a haber clases”, luego de presentar ayer una propuesta de aumento salarial del 26 % para los docentes.
“Los sindicatos tienen que llevar la propuesta a las bases pero la verdad es que el sentimiento ayer es que era una propuesta que alcanzaba para garantizar el inicio de clases”, comentó el funcionario en FM Blue.
En este sentido, apuntó que el miércoles próximo comenzará el ciclo lectivo en la ciudad de Buenos Aires, como estaba previsto. “Que los chicos preparen las mochilas porque el 27 de febrero empiezan las clases en la Capital Federal”, aseguró.
Sin embargo, salieron a la luz las primeras voces en contra de la propuesta. El gremio docente ADEMyS anunció
que realizará paro el lunes y el miércoles próximo en rechazo a la oferta del 26 % que hizo el gobierno porteño. Durante la primer jornada, el sindicato marchará a las 11 al Congreso Nacional junto a los maestros y trabajadores estatales de la provincia de Buenos Aires.
ADEMyS argumentó que dispuso la huelga al considerar que "resultan insuficientes los aumentos que presentó el ministro de Educación porteño, que en forma escalonada siempre quedan atrás de la inflación".
"Bullrich prometió un aumento de sólo el 13% para marzo, que los docentes cobrarían en abril, y de otro 13% para julio, que se cobra en agosto. Esta oferta es insignificante para el sueldo docente", dijo el jefe sindical Carlos Oroz.
El gremio también repudió "la política del Gobierno Nacional que en la paritaria nacional otorgó un magro aumento, facilitando de esta manera las ofertas salariales a la baja en las diferentes jurisdicciones del país".

viernes, 22 de febrero de 2013

ONCE FUE UNA TRAMA DE CORRUPCIÓN Y CINISMO



La periodista Graciela Mochkofsky investigó la tragedia y sus consecuencias políticas. Denuncia la complicidad entre empresarios, políticos y sindicalistas y que la situación continúa con nuevos hechos.
En su investigación periodística, Mochkofsky presentó al siniestro como de los más graves de la historia argentina: dejó el saldo de 51 pasajeros muertos y 798 personas heridas.
–A medida que se acerca el primer aniversario de la tragedia, aumenta la actividad judicial y política vinculada a la causa. Se avanzó con el juicio oral a los imputados, luego de agravar las acusaciones contra ellos; y se anunció un plan de modernización de la red ferroviaria. ¿Cómo analiza estos movimientos?
–Siguen siendo dos asuntos con finales abiertos. La causa fue elevada a juicio oral, pero todavía hay que ver qué ocurre en el juicio: quiénes y con qué penas resultan condenados y quiénes absueltos.
Los familiares de los muertos y las víctimas del accidente están en general contentos con la velocidad con que se elevó a juicio la causa. Pero, de nuevo, todavía tienen que ver el resultado.
Es evidente que, dada la sensibilidad pública frente a este tema, la justicia tomó la decisión de dar una señal de celeridad, de decir ‘nos importa’.
Pero en este país los poderosos no van a prisión, así que tenemos derecho a ser escépticos hasta que haya resultados reales.
Sobre los anuncios del gobierno, hay que ver si no quedan sólo en eso. Todo lo que está anunciando y poniendo en marcha es lo que debió haber hecho hace años.
Se hubiera evitado la tragedia. El Gobierno también está dando la señal de que toma nota de lo que ocurrió y es evidente que quiere llegar al aniversario de la tragedia con algo para mostrar.
–El fiscal Federico Delgado impulsó el juicio oral y público de los exsecretarios de Transporte de la Nación Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, los empresarios Cirigliano. El juez federal Claudio Bonadío calificó los cargos como estrago culposo y administración fraudulenta. ¿Hay otras personas que deberían haber sido procesadas?
–No me parece que me corresponda a mí dar un listado a la justicia. Lo que sí parece evidente es que el juez Bonadío se cuidó de no involucrar a algunos funcionarios, que son los que conservan mayor poder. La Cámara cambió además las calificaciones contra los que sí fueron imputados, disminuyendo las posibles penas en algunos casos. En cualquier caso, si el proceso terminara con una sentencia clara sobre lo que ocurrió y un castigo justo para todos los responsables directos e indirectos la sociedad se quedaría más tranquila.
–El querellante Gregorio Dalbón solicitó la declaración indagatoria del ministro de Planificación, Julio De Vido. Según su reconstrucción, ¿es responsable?
–Hay una evidente responsabilidad política ya que la Secretaría de Transporte dependía de su ministerio.
Sin embargo, durante muchos años el secretario (Ricardo Jaime) dependía directamente, en los hechos, del expresidente Kirchner.
Se abrieron otras causas, para investigar las responsabilidades de todos los secretarios de Estado anteriores, desde el comienzo de las concesiones.
Advertencias desoídas, empresarios y funcionarios enriquecidos
Subsidios. “En el libro está explicada en detalle la falta de transparencia del sistema de subsidios a las empresas concesionarias del sistema ferroviario, en especial del Sarmiento, las denuncias sobre desvíos de fondos y el enriquecimiento simultáneo de empresarios y funcionarios del área, las alevosas faltas de controles del Estado sobre las concesionarias, las advertencias de expertos sobre que este accidente podía ocurrir y cómo esas advertencias fueron desoídas”.
22 de febrero
El tren de la línea Sarmiento conocido como Chapa 16 impactó contra la estación de Once el 22 de febrero de 2012 alrededor de las 8.30. Murieron 51 personas y resultaron heridas 798.

miércoles, 20 de febrero de 2013

EL POPULISMO ES LA DEMAGOGIA DISFRAZADA DE CORDERO



Demagogia populista: la otra cara de lo popular
Hablar de “populismo” y no hablar de “demagogia”, sería como hablar del Yin sin el Yang. A pesar de lo trillado del tema –varios ensayos se han escrito al respecto-, mi intensión es simplemente acotar una opinión más, sobre el por qué resulta tan difícil separar a estos dos supuestos oponentes y porque uno se convierte inevitablemente en la deformación del otro.
Las diferencias existentes entre populismo y demagogia, muchas veces resultan en un anagrama en donde los significados se confunden y tienden a perder su concepto. Si bien apelan a similitudes, -sobre todo en el modo de empleo- ambos presentan notorias discrepancias, a saber:
El “populismo” es considerado la fuerza de acción, por la cual los dirigentes de un partido buscan alcanzar el poder a través del pueblo, respondiendo por este y orientando su discurso a la combativa contra las clases sociales acomodadas y el rechazo de las políticas tradicionales y sus métodos.
Fueron muchos los personajes que a lo largo de la historia han abrazado sus alcances.
La aparición de este fenómeno social, como tal, esta ligado muy férreamente al convencimiento de las grandes masas por parte de algunos entes, destinados a dirigir la vida política de un determinado territorio. Éstos en su oratoria, dejan vislumbrar nuevos caminos de participación, dando una arista de pertenencia y decisión voluntaria a las elites más marginadas de la sociedad.
“Demagogia”, significa dirigir al pueblo y designa la manera de conseguir poder político apelando a los sentimientos, demandas, vicisitudes, miedos y esperanzas del pueblo para lograr su apoyo. Entre las formas más empleadas de demagogia figuran la oratoria, la propaganda y demonización.
-Hasta aquí, no pareciera haber grandes interrogantes, pero veamos:
El populismo pretende visibilizar a los sectores menos pudientes, con política que instauren doctrinas dogmáticas afines a sus necesidades cotidianas. Se establecen marcos regulatorios que contemplen en el seno legal, las nuevas medidas a adoptar y reemplacen o restringa las que son adeptas a las clases más conservadoras.
«Cabe aclarar, en este punto, que muchos gobiernos conservadores (llamados clásicos), se han catalogado como partidarios del populismo, defendiendo los intereses económicos de las clases altas en contraposición de las clases bajas. Esto es y porque a su manera de ver, las clases bajas son de por sí, una mayoría plural con intereses impuestos por naturaleza y por lo tanto no requieren de otras representaciones sectorial».
-Aclarado esto, sigamos
Estas políticas populistas, presentan dos grandes connotaciones que las colocan en una encrucijada ante los ojos de sus seguidores: populismo positivo y populismo negativo.
Es considerado positivo, en el mismo momento en que se promueve construir el poder a partir de la adhesión popular, la inclusión, el ordenamiento de las leyes y la representación social y política.
El sentido negativo o peyorativo del populismo, hace hincapié en las políticas que son reaccionarias al bienestar del país, trayendo inestabilidad económica y frenando su progreso. Sólo tratan de conseguir los votos de sus simpatizantes sin importar las demandas.
De estas dos connotaciones se desliza que la primera, se asemeja más a la definición de populismo, en cuanto, éste aboga por el bienestar del pueblo. En tanto que el populismo negativo, se relaciona al concepto de demagogia, en tanto apoya sus políticas en la manipulación y adulación del pueblo, mediante argumentos aparentemente verdaderos -pero que una vez en el poder- sus beneficios son redituables para unos pocos.
Aristóteles, «quien definió la demagogia en la Antigua Roma» afirmaba que cuando un gobierno popular pone las leyes a disposición de las masas, abre el camino a los demagogos, a quienes considera falsos aduladores del pueblo.
Los demagogos en democracia, son considerados un arma de doble filo, puesto que a raíz de implementar medidas autoritarias o tiránicas, –concluye el filósofo- han logrado instaurar regímenes dictatoriales en nombre y a favor del (supuesto) bienestar de las masas.
De esta forma podemos decir que: el populismo es la masa integradora y representativa de un gobierno que conjuga su poder a favor y por el pueblo. En tanto la demagogia es la búsqueda de las masas a favor de aferrarse al poder y (que) a la larga olvida las obligaciones contraídas con el pueblo.
-Todo lo dicho, es un resumen de lo que podemos encontrar en varios textos y tesis. No hay nada nuevo. Pero a sabiendas de lo anterior, podemos preguntarnos ~cuál es el motivo que lleva al populismo a variar en demagogia~.
Tomando como ejemplo el carácter populista del actual gobierno, vemos que ha logrado instalarse en el poder gracias a las masas. Fue el pueblo, deseoso de satisfacer sus necesidades de una nueva realidad política, el que fijó las bases que el Kirchnerismo supo aprovechar muy convenientemente.
La realidad política cambio, las masas se hicieron presente y la participación del pueblo fue absoluta. Se extendieron nuevos lazos de cooperación y se logró instaurar el concepto redundante de lo popular.
Pero con el tiempo, lo popular suele mutar en algo menos pluralista y más egoísta. Es aquí donde aparece el sentir demagogo de los que supieron alcanzar el poder gracias a las masas. Esto es debido, justamente, a un sentido propio e individualista que se tiene sobre el control del pueblo.
Néstor Kirchner -¿conscientemente?- dejó divisar esta demagogia populista desde el momento en que instauró como agenda de gobierno, la pelea contra el grupo Clarín. Si estabas a favor del grupo, estabas en contra del gobierno y por lo tanto dejabas de defender las ideas populistas. Aquí se hace presente una de las formas de la demagogia: la demonización.
Cuando un gobierno, decía Aristóteles, deja de interesarse en el pueblo para perseguir los interese de unos pocos, se convierte en un gobierno desvirtual y oligárquico. Y si se trata de un gobierno populista, su conversión es inevitablemente hacia la demagogia.
Hoy en día, Argentina, está atravesando por esta realidad reaccionaria y contradictoria a toda postura populista. Los anuncios desmedidos, las falacias, las manipulaciones en estadísticas y datos, las demonizaciones y las tácticas de despiste, son conductas propias de las demagogias.
Son estas conductas las que deberían alejarnos de los gobiernos que se dicen populares, pero gracias a su consentimiento, por parte del pueblo, es que siguen surgiendo como salvadores de las masas.
Por esta razón, Aristóteles, rechazaba la contemplación de una democracia en estado absoluto, debido a que es inevitable la tentación de caer en una demagogia.
El gobierno actúa como populista, sin embargo, el tránsito diario de las aptitudes demagogas, –y a pesar de la negativa de muchos- hace pensar que la instauración de un gobierno demagógico no popular, está por hacerse realidad.
¿O a caso, no lo es ya?

martes, 19 de febrero de 2013

LA CRISIS DE LA SEGURIDAD PÚBLICA EN ARGENTINA II



La necesidad de la reforma policial.
El fuerte cuestionamiento sobre la labor de las policías que se evidencia en todo el país no es caprichoso ni obedece a hechos puntuales. Existe en muchos casos burocratización, ineficacia y escasa profesionalidad que la población percibe tanto en lo referente a la prevención como a la investigación y represión del crimen. Los abusos policiales que van desde la mala atención hasta los apremios y casos de “gatillo fácil”, es uno de los problemas serios que afronta nuestra sociedad.
Es evidente la necesidad de producir fuertes procesos de reforma que mejoren la capacidad de prevenir y combatir el crimen por parte de las policías. Al mismo tiempo, habrá que promover acciones que contribuyan a recomponer una relación fructífera entre los policías y la comunidad a la que sirven.
Existe un amplio terreno disponible para encarar acciones en este sentido y una rica experiencia internacional de la cual extraer líneas de acción exitosas.
En los que todos parecen estar de acuerdo es que la preparación de oficiales y agentes de las instituciones policiales es inadecuada y que su equipamiento es insuficiente y obsoleto.
La participación de la comunidad y de los municipios y comunas.
En las provincias donde se ha tomado debida nota de la necesidad del cambio, las autoridades están promoviendo acciones que procuran acercar a las instituciones policiales a la comunidad. Las medidas, en general consisten en promover la participación de jefes y oficiales en consejos de seguridades barriales, departamentales y en otras actividades tales como talleres, conferencia y debates sobre los problemas de la seguridad pública.
Las autoridades, a través de diferentes iniciativas, procuran recomponer la relación entre la policía y la comunidad.
Es necesaria una descentralización efectiva, con base en el Municipio y unidades administrativas y políticas incluso menores, para el desarrollo de un fuerte compromiso comunitario con las tareas de prevención de la violencia y el delito.
Los países de América Latina, viven hoy una verdadera revolución silenciosa, que hace del municipio un ámbito central de innovación, diseño y puesta en marcha de nuevas soluciones.
En la Declaración Final de la Cumbre Iberoamericana de Municipios (Méjico-4 de Abril de 1998), realizada para tratar el tema “Municipio, Estado y la Seguridad Pública”, se establece que “los gobiernos municipales declaran su decisión de tomar una activa injerencia y participación en las cuestiones atinentes a la seguridad pública de sus ciudadanos”. Es que, “si bien en la totalidad de los países participantes, la responsabilidad formal por la gestión institucional de las policías está en manos de los gobiernos nacionales, estatales y provinciales, los reclamos por las deficiencias en materia de prevención y represión de los delitos se realizan casa vez más intensamente sobre las autoridades municipales y comunales que son las que están más directamente relacionadas con la gente”.
En el Primer Encuentro Federal de Intendentes Justicialistas (15 y 16 de Abril de 1998) organizado por el Instituto Federal de Asuntos Municipales (Ministerio del Interior), se produjo un despacho sobre “el Municipio y la Seguridad”. En él, se propone “promover activamente la creación de espacios de comunicación permanente entre la comunidad y las fuerzas de seguridad, ya sea a través de rondas de consulta, consejos de seguridad ciudadana, comisiones municipales de seguridad o de la forma y modalidad que cada municipio y comuna estime adecuada según la idiosincrasia del lugar”.
La creación y el funcionamiento de comisiones de esta naturaleza, constituye una valiosa iniciativa para formalizar ámbitos de reflexión común y de participación comunitaria. Deben convertirse en herramientas al servicio de un cambio en la práctica policial hacia formas más participativas, así como en institutos comunitarios de apoyo y control externo de la policía.
Enfrentar al delito y la violencia con éxito no es una tarea sencilla. Pero no es imposible. Otros países lo están haciendo con notables resultados. Se requiere una férrea voluntad de parte de quienes nos gobiernan, políticas claras y los recursos materiales y humanos necesarios.
Argentina puede.
Los factores de la crisis.
Factores sociales y económicos: La crisis económica que se ha transformado en depresión, ha generado un sistema social de marginales que están sobreviviendo a través del delito sistemático y organizado. El perfil del nuevo delincuente define a un joven, que no ha conocido la práctica de un trabajo formal, afecto a ciertas adicciones y dispuesto a todo con tal de lograr una identidad destacada en el campo del crimen.
Factores estructurales: Las organizaciones policiales en general están seriamente cuestionadas por la población tanto por su ineficiencia a la hora de actuar para defender a los ciudadanos en medio de las crisis, como en su capacidad profesional a la hora de investigar ilícitos y atrapar culpables. Para colmo de males la sociedad está convencida que en muchos de los delitos más pequeños participan de alguna manera de las estructuras policiales. Junto con eso, la Justicia como institución es percibida por los ciudadanos como un ámbito donde los poderosos pueden ganar los pleitos, mientras que los humildes están condenados a no recibir nunca ninguna respuesta. Si a eso se le suma la aplicación de principios garantistas sin otros balances o contrapesos, la conclusión es obvia: en Argentina transgredir la ley no es una actividad demasiado costosa en términos de represión social.
Factores políticos: Los dirigentes políticos han establecido una relación perversa con las organizaciones policiales. En general, cuando están en el gobierno admiten ante todo la lógica de la corporación, defendiendo los “principios de defensa de la institución” por sobre cualquier otra consideración. Así es como comienzan por negar la gravedad de la crisis presente aceptando la validez de dudosas encuestas de criminalidad, para dejar en manos de las conducciones de las fuerzas de seguridad tanto la conducción como la responsabilidad de todo lo que ocurre en la calle. Pero también las organizaciones policiales quedan como únicos responsables de los picos de tensión social que se producen, cada vez que suceden hechos que por su dramatismo conmueven a la opinión pública. El hecho es que no se verifica un compromiso efectivo de los políticos con la resolución de los problemas de seguridad pública porque se los percibe como cuestiones que difícilmente puedan dar rédito político más o menos inmediato. Por su parte, las policías padecen a su manera la falta de un claro y consistente liderazgo político retrasando sus reformas y apareciendo ante la sociedad como los primeros responsables de las situaciones dramáticas que escriben la historia de la crisis de la seguridad pública.
Factores culturales: La persistencia de la sociedad argentina en sostenerse a través de la vigencia de una verdadera cultura de la ilegalidad es, tal vez, una de las causas decisivas de la presente crisis. Los argentinos seguimos convencidos de que es posible y necesario encontrar los mecanismos para no cumplir la ley en el momento en que sea necesario para los propios intereses. Esa convicción recorre todo el espectro social en todos los niveles, y por eso mismo está en la base de las conductas sociales de la mayoría de los argentinos. De alguna manera las conductas delictivas que ahora se verifican y la justificación cultural y social que desatan en algunos de los medios de comunicación más influyentes, son solamente el reflejo de la creencia de que es imprescindible para los argentinos concentrar la mayo cantidad de poder posible como para asegurar para cada uno y para sus parientes y amigos que no es imprescindible cumplir con las reglas.
Conclusiones:
La tarea que queda por delante es vasta. Cometería un error trágico de apreciación quien creyera que el éxito puede ser solamente el resultado de un grupo de iluminados, reflejos de audacia, que han dado con una fórmula mágica capaz de extirpar el mal más o menos rápidamente.
Se trata de curar y restaurar vínculos sociales de confianza dañados muy seriamente durante los últimos años. La herramienta policial será necesariamente decisiva en esta tarea, pero de ninguna manera puede ser la única.
El compromiso del liderazgo político con esta tarea debe ser pleno en el sentido de transformar la resolución de la crisis de la seguridad pública en uno de los activos políticos más importantes para los próximos años.

LA CRISIS DE LA SEGURIDAD PÚBLICA EN ARGENTINA I



Cada día los argentinos nos levantamos y nos acostamos con la amarga sensación que el Estado ha perdido definitivamente la capacidad de garantizar a los ciudadanos de esta Patria el goce y el ejercicio de algunos derechos fundamentales; como el derecho a la vida, el derecho a la tranquilidad y a la privacidad y el derecho más elemental a la propiedad privada.
Junto con eso, el mero sentido común de la población genera –con la fuerza de la evidencia que no acepta discusión- la certeza de que esa carencia del Estado esta directamente relacionada con la ausencia absoluta del Imperio de la Ley como mecanismo regulador necesario de la vida de la sociedad.
La certeza de que el Estado no está en condiciones de hacer respetar la Ley viene a reforzar otra convicción social largamente extendida: la impunidad es la única norma que se aplica en las relaciones sociales de los argentinos. Pero la certeza de que el Imperio de la Ley es una utopía inalcanzable para los argentinos, afecta también directamente la posibilidad de que los argentinos podamos construir un sistema de convivencia democrática acorde con el ejercicio pleno y consistente de los derechos de ciudadanía más elementales.
La demanda por la plena vigencia de un sistema de seguridad ciudadana es, entonces, uno de los síntomas más evidentes del colapso de nuestra propia democracia a casi veinte años de su reinstalación.
La prevención del crimen y la violencia:
El concepto de prevención del delito es ampliamente mal entendido en Argentina. El debate nacional sobre el crimen y la violencia, trata habitualmente a la “prevención” y a la “represión” como conceptos mutualmente excluyentes, como términos opuestos de un “continuo” que va de lo “suave” a lo “duro”. Pero la ciencia de la criminología no contiene esa dicotomía.
El concepto “prevención del delito” se refiere a cualquier política que promueva que, en el futuro, ocurra un número menor de delitos de los que hubiesen ocurrido sin poner en práctica esa política.
Una política será preventiva cuando, tras su aplicación, se obtenga la ocurrencia de un número menor de delitos, con menor número de víctimas. No se define por las intenciones sino por los resultados.
Sin embargo, es más útil tomar una definición amplia del concepto “prevención del delito”:
La prevención del delito consiste en identificar y enfrentar a los factores de riesgo que tienen relación con el crimen (tales como la violencia intrafamiliar, el abuso de drogas, el ocio y la exclusión juvenil, la existencia de pandillas, la ineficacia, obsolescencia y corrupción en las instituciones del sistema penal, etc.) y trabajar para fortalecer los factores protectivos (la escolaridad; la participación de la comunidad en las actividades de prevención; la confianza en las instituciones, en especial en aquellas relacionadas con el sistema penal; la fortaleza de las instituciones policiales y su integración comunitaria, la existencia de capital social, etc.)
Un buen diagnóstico y un buen programa de trabajo.
Es necesario contar un diagnóstico profundo sobre el fenómeno que describa la magnitud y características de la violencia y el delito en nuestro país.
Las dificultades extraordinarias que se enfrentan para obtener y sistematizar la información constituyen, en si misma, una evidencia de la gravedad del problema.
La información que existe es escasa, poco confiable, heterogénea y no está sistematizada ni centralizada.
Las encuestas de opinión de alcance nacional dan cuenta de que la población siente que el problema de la violencia y del delito se ha venido agravando con el paso de los años y que constituye, en muchas ocasiones, la principal preocupación de los ciudadanos.
Las encuestas de victimización disponibles, parciales pero de buena factura, confirman la existencia de un grave fenómeno de victimización de la población y de desconfianza sobre las instituciones responsables que conduce a muy bajos índices de denuncia (generando una enorme “cifra negra” de delitos).
En la recapitulación sobre diferentes programas de prevención en los Estados Unidos y otros países, se han encontrado formas de prevención exitosas en cada uno de los ámbitos institucionales en los que se pusieron en práctica. Es cierto que atacar al crimen desde muchos frentes al mismo tiempo probablemente ofrezca mayores oportunidades de éxito. Tal vez sea necesario poner en práctica programas simultáneos que actúen sobre diferentes ámbitos institucionales (mercado laboral, familia, policía, etc.), para lograr resultados efectivos.
Como sea, es necesario enfatizar en los esfuerzos sobre aquellos ámbitos en los que no se registran antecedentes de puesta en práctica de programas de ningún tipo.
Tal es el caso de las policías en Argentina.
La criminalidad real.
Las entidades que trabajan en el control y castigo de los delincuentes en la República Argentina generan informes regularizados sobre la ocurrencia de delitos, de cuyos datos no han producido análisis especiales ni han sido tenidos en cuenta para la formulación de políticas estratégicas contra el crimen.
La información disponible confirma que estamos en presencia de una criminalidad creciente en cantidad y contenido de la violencia con un delito juvenil en franco crecimiento.
La carencia de información confiable y actualizada en el ámbito nacional y provincial, constituyen un déficit que dificulta el diseño de políticas de prevención del delito así como la evaluación de la eficacia de los programas y acciones que se ejecutan.
La creación de un sistema de información criminal que abarque todo el ámbito nacional y el establecimiento de compromisos formales que garanticen que el conjunto de los organismos del Estado Nacional, de los gobiernos subnacionales y de la comunidad en general, tengan acceso a la información de forma transparente y actualizada, constituyen un objetivo de principal importancia.
La falta de respuestas institucionales.
La realidad delictual descripta ha puesto al conjunto del sistema penal en crisis. Las Policías Provinciales y la Policía Federal, los fueros penales de los Poderes Judiciales nacional y provincial y los Servicios Penitenciaros están sufriendo (con diferente grado y matices) crisis internas y externas originadas en su incapacidad para encontrar respuestas adecuadas a la creciente criminalidad.
Existe un fuerte descrédito de todas estas instituciones como consecuencia de esa incapacidad, agravada por problemas de corrupción y brutalidad.
El descrédito policial influye en la opinión de los ciudadanos sobre la inseguridad pública, en la investigación del Doctor Rosendo Fraga solo el 3% de los jóvenes y adultos de la ciudad era buena/muy buena. Al ser consultados los propios policías sobre su opinión al respecto el 87% respondió que era buena/muy buena. Esta diferencia notable entre las opiniones de la población y la propia policía constituye una muestra más del quiebre de la relación entre la gente y la institución policial y prefigura una importante resistencia institucional policial al cambio. La baja tasa de denuncia de delitos encuentra en la realidad descripta una explicación racional la población no confía en la capacidad profesional ni en la honestidad de la policía que hoy le presta servicios. La población no confía en la policía tal cual esta hoy, pero mantiene fuertes expectativas favorables si se produjeran las reformas y se brindara el equipamiento necesario.