Cantera Popular

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lunes, 3 de junio de 2013

EL PODER COMO NEGOCIO Y LA ECONOMÍA K


A esta altura del partido creo que solo puede entenderse la política económica del kirchnerismo entendiendo su proyecto de poder hegemónico y, a su vez, su proyecto de poder hegemónico tiene que ver con la visión que tiene el kirchnerismo del poder: un negocio.
Revisando la historia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, uno se encuentra con que en 1976 se fueron para el sur a Río Gallegos. En 1987 Néstor Kirchner fue elegido intendente de dicha ciudad y en 1991 gobernador de la provincia y en 2003 presidente. Solo estuvieron en la actividad privada unos diez años y llevan en distintos cargos públicos 26 años. Luce poco lógico que en diez años hayan acumulado una fortuna en la actividad privada siendo abogados recién recibidos. Y menos lógico luce que hayan acrecentado su fortuna en estos 26 años de estar en la función pública en forma transparente, si es que fueron funcionarios honestos.
De lo anterior se desprende que los Kirchner, primero él y ahora ella, ven el poder como una fuente de negocios. Para eso necesitaban tener el apoyo de la gente y lo lograron, un poco de casualidad por las condiciones internacionales en su momento (soja y crecimiento mundial) y mucho de populismo económico. El problema es que para sostener el populismo hace falta con qué financiarlo, y justamente plata para financiar el populismo es lo que le está faltando al gobierno. Si se acaba la plata para financiar el populismo, el otro paso es ir por una dictadura disfrazada de democracia para poder retener el poder. Eso es lo que está intentando el gobierno de Cristina Fernández con la batería de ataques a la independencia de la justicia y a la libertad de expresión.
El malhumor social se observa no solo en las encuestas que muestran la caída de imagen de CFK, sino también los índices de confianza en el gobierno y del consumidor.
Las expectativas inflacionarias de la gente, promedio país, se mantienen en un piso del 35%.
Tampoco la confianza del consumidor mejora. En abril bajó 6,1% respecto a marzo y se mantuvo igual que un año atrás luego de la leve suba de fines de 2012. La confianza del consumidor está un 14% por debajo de octubre de 2011 cuando CFK ganó las elecciones.
El Índice de Producción Industrial (IPI) de Fiel mostró una caída del 2,1% marzo de este año contra marzo del año pasado. El primer trimestre del año muestra una baja del 2,5% con relación al primer trimestre del año pasado y acumula 4 trimestres consecutivos de caídas interanuales.
De todos los subsectores industriales, aumentaron el sector automotriz + 9,4%, petróleo procesado + 3,6% e insumos químicos y plásticos + 2,3%. El resto tuvieron bajas. El sector que más cayó fue la industria metalmecánica -13%, siderurgia -7,3% e insumos textiles- 5,5%. La industria alimenticia tuvo una caída, siempre comparando el primer trimestre de este año con igual período de 2012, del 4%.
Si uno mira los datos del Indec sobre la evolución de los servicios públicos, todos caen a marzo 2013 contra marzo 2012, salvo telefonía. Transporte de pasajeros cae el 2,2% en marzo y acumula 4 meses seguidos de bajas. Transporte de carga bajó el 4,9% y lleva dos meses de baja (este dato es importante porque indica nivel de actividad). La cantidad de peajes también cae el 2,8% en marzo y acumula 4 meses seguidos de bajas. Incluso en marzo cae el consumo de electricidad.
En síntesis, la actividad inmobiliaria paralizada, los servicios públicos cayendo, la construcción agonizando y la industria en proceso recesivo muestran que la actividad económica ya está en recesión o a punto de entrar en ella.
La recaudación impositiva es otro indicador indirecto del nivel de actividad. El IVA-DGI subió en abril el 13,6% respecto a abril del año pasado, es decir, cayó en términos reales el 12% como mínimo. El impuesto al cheque aumentó el 27% empatando la inflación. La recaudación del primer cuatrimestre del año subió el 28,6%, algo por encima de la inflación, pero el IVA-DGI del primer cuatrimestre subió el 23% en términos nominales. Nuevamente, por debajo de la inflación. Y el impuesto al cheque el 25%, también en pesos corrientes.
Los impuestos que más suben son el impuesto a las ganancias, 43% por la presión impositiva sobre las personas físicas y el no ajuste por balance de las empresas, y los impuestos al trabajo, aportes patronales y contribuciones patronales con subas interanuales del orden del 35%. Es decir, el peso de la carga tributaria está recayendo cada vez más sobre los salarios.
Las expectativas de los agentes económicos sobre su futuro son fundamentales al momento de tomar decisiones en el momento que se forman esas expectativas. Cuando la gente ve que hay trabajo y le aumenta el salario, se lanza al consumo, incluso por encima de sus posibilidades tomando deuda.
Cuando tiene miedo a perder el trabajo, contrae la demanda y trata de ahorrar para el caso de quedarse sin trabajo y guarda la tarjeta de crédito.
EL Índice de Demanda Laboral para la Capital Federal y el Gran Buenos Aires que elabora la Universidad Torcuato Di Tella tuvo en marzo un repunte del 1,4% con relación a febrero, pero igual sigue ubicándose en el punto más bajo de la serie histórica. Puesto de otra manera, está un 9% debajo de abril del 2002, el peor momento de la crisis, y 28% más abajo que un año atrás.
El común de la gente no sigue este índice, pero sí ve que en las empresas no se reemplazan los puestos que quedan vacantes o, en otros casos, ve la suspensión de turnos de producción, horas extras y, en casos no menores, reducción de las plantillas de personal.
El miedo a la desocupación comienza a ser un tema para la gente y eso influye en el nivel de consumo que está dispuesta a tener. Prefiere poner el pie en el freno antes que endeudarse o no ahorrar por si le toca pasar al bando de los desocupados.
El sector externo es otro caos. Hay dos razones por las cuales ingresan divisas a un país: 1) por las exportaciones y 2) porque la gente trae capitales para invertir o bien el gobierno y los particulares toman deuda.
De las dos razones, la segunda no existe para Argentina. No ingresan dólares para inversiones, más bien las empresas se van, y el gobierno tiene cerrado el acceso al mercado financiero internacional.
Los únicos dólares con que puede contar el gobierno son los de las exportaciones. Pero ojo que con esos dólares que ingresan por las exportaciones hay que pagar las importaciones y la deuda.
Lo relevante pasa a ser el saldo del balance comercial que es la diferencia entre exportaciones e importaciones, el cual viene en clara tendencia a la baja por las siguientes razones: 1) por la caída del tipo de cambio real, 2) con una brecha cambiaria del 90% entre el dólar oficial y el marginal, aumenta la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones y 3) por la crisis energética que obliga a importar cada vez más combustible.
Desde mi punto de vista, el blanqueo anunciado unas semanas atrás poco tiene que ver con la búsqueda de ingreso de divisas y mucho con la necesidad de buscar cobertura para los casos de corrupción que saltan día a día.
El proyecto de poder absoluto del gobierno sigue vigente. El punto a considerar es cómo llega con la economía el oficialismo a las elecciones de octubre. En este punto todo parece indicar que la fiesta de consumo se acabó y la economía ya no le sonríe. En ese caso, el proyecto de poder absoluto puede quedar archivado, aunque antes de irse dejarán tierra arrasada. El negocio personal ya lo hicieron.

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